10 ago 2010

ALTOS TATRAS Y TATRAS DEL OESTE (ESLOVAQUIA-POLONIA) 03 AL 06/ 08/2010

ALTOS TATRAS

1 de Agosto, domingo:

Salimos de Benasque por la mañana después de haber corrido el día anterior el Ultra
Trail del Aneto, con dirección a Santander, desde donde tenemos que coger el avión
que nos llevará a Milán a las 21:30.

2 de Agosto, lunes:

Otro avión desde Milán a las 10:45 de la mañana que nos llevará a Cracovia (Polonia).
Llegamos a esta ciudad a las 12:35. Un microtrén nos acerca al centro de la ciudad.
Desde aquí cogemos enseguida un bus que nos lleva a Zakopane que tarda unas tres
horas y buscamos alojamiento. En esta ciudad hay puntos de información (Pokaje)
donde te buscan alojamiento, y en uno de éstos nos buscan un lugar donde pasar la
noche (una casa inmensa con habitaciones, algo típico en esta ciudad). Durante la
tarde buscamos información de horarios de autobuses y mapas de los Tatras para
hacer el cruce de los mismos. Finalmente decidimos salir al día siguiente en un bus a
las 6 de la mañana que nos llevará a Zdiar (Eslovaquia), donde empieza oficialmente
el cruce de los Tatras y que, si la cosa va bien, acabará en Zuberec (Eslovaquia).
Aunque empieza y termina en Eslovaquia, una tercera parte de la ruta pasa por
Polonia, y algún otro tramo es compartido por ambos países.
3 de Agosto, martes (mi cumpleaños, que casualidad):

El autobús nos deja en la primera parada de Zdiar (900 m), un pequeño pueblecito de
montaña. Desayunamos en un banco algo que habíamos comprado el día antes y otro
poco que nos dieron en el llamémosle “hotel”. El día es soleado y eso nos permite salir
en pantalón corto y manga corta. Comenzamos a andar, para ir calentando antes de
correr, a las 7:15 de la mañana. Al principio por una pista. Íbamos un poco tensos
debido a que no sabríamos si acertaríamos con la senda, ya que sólo llevábamos un
mapa y un pequeño libro, pero a medida que avanzábamos nos dábamos cuenta que
estas montañas están muy bien marcadas y que prácticamente es casi imposible
perderse si tomas las mínimas precauciones. Enseguida la senda empezó a ponerse
cuesta arriba, pero cuesta arriba de narices, por el valle de Moncova, un bosque
eurosiberiano de arces, serbales, abedules, hayas, abetos,… y con arroyos que te
permitían coger agua para beber sin ningún problema. Llegamos al collado de Siroké
(1825 m), desde donde ya se empiezan a divisar las moles montañosas y el calor
apretando. En los collados o valles donde confluyen sendas que vienen de otros
lugares están marcados con postes que te indican el lugar siguiente y el tiempo
aproximado en llegar. Además las sendas están marcadas con diferentes colores para
distinguirlas. Nosotros empezamos en la verde. En el collado de Kopské, dejamos la
senda verde y cogemos la azul durante poco tiempo, ya que a la altura del lago Vel’Ké
Biele (1615m) debemos seguir por la roja, que es la que más utilizaremos en el
recorrido. Así llegamos por una buena senda, generalmente de tierra y entre altas
praderías al refugio de Zelené Pleso (1550m). Aquí muchos refugios son accedidos por
pequeñas carreteras, desde la carretera principal, por lo que están muy confluidos.
A partir de aquí empieza el verdadero ambiente alpino y montañoso. En un principio
dudamos entre seguir la senda o atacar directamente a una montaña a saco por un
espectacular valle para acortar. Y aunque supuestamente era más corto, era mucho
más espectacular, pero no estaba marcado, por lo que lo desechamos (luego creímos
que no era tan difícil, pero era al principio y no sabíamos lo que teníamos por delante,
quizás para otro año…). A partir de aquí comienza una fuerte subida por piedra y roca
en zig zag, con algún tramo de cadenas, más que nada por seguridad, pues no es
difícil, que nos lleva al collado de Svist’ovka (2037m) para comenzar un suave
descenso hasta el refugio de Skalnaté Pleso (1750m) donde hay un teleférico que te
sube al pico Lomnicky (2634m) que tiene un observatorio, por lo que decidimos no
subirlo, ya que está muy masificado. Así que a seguir corriendo por esa senda de
piedra, donde las vistas a la izquierda es de una planicie con bosques y pueblos a lo
largo de la carretera y a la derecha unos preciosos murallones de piedra con diversos
arroyos y cascadas. Llegamos a un nuevo refugio, Zamkovskeho (1475m) donde unos
metros después dejamos la senda roja, para coger la azul que nos introduce en el
corazón de los Tatras. Subimos a lo largo del río Studeny (1285m) hasta llegar al
refugio de Zbojnocka (1960m). Al principio por un frondoso valle de abetos que dan
paso a un ambiente rocoso y glaciar donde todavía queda algún nevero. Después del
refugio el ascenso es con fuerte desnivel, rocoso hasta llegar al collado de Prielom
(2290m) desde donde las vistas son espectaculares, sobre todo cuando miramos para
abajo y vemos por donde tenemos que bajar. Vaya verticalidad. La suerte es que esa
pequeña canal tan estrecha es una vía ferrata que está equipada con hierros y
cadenas, lo que la hace especialmente entretenida.
Nada más bajarla, con unos preciosos lagos a la derecha (Zamrznute, 2015m), tenemos que dejar la senda azul
para coger la verde al subir al collado de Pol’sky Hreben (2200m). El descenso desde
este collado es espectacular, bajando por el lago Dlhé (1940m), el lago Velické (1670m)
que está justo al lado del refugio Sliezsky Dom (1700m) que es donde teníamos
pensado hacer la primera parada para dormir, ya que llevábamos 10 horas dándole a
las piernas y unos 40 km con unos 3.000 m de desnivel positivo y unos 2.200 m de
desnivel negativo. Pero como todo viaje que se hace a “la ligera” siempre hay
sorpresas y aquí nos llegó la primera. El refugio estaba cerrado por obras y no nos
apetecía seguir corriendo hasta el siguiente que estaba bastante lejos. Intentamos
mirar la posibilidad de vivaquear allí. Pero vimos que una senda nos bajaba hasta un
pueblo al lado de la carretera. A pesar de las pocas ganas que teníamos no había otra
opción, así que a seguir corriendo otros 8 km más cuesta abajo hasta llegar al
pequeñito pueblo de Tatranska Polianka (990m). Suma otros 8 km más y 700m de
desnivel. Y ahora a rezar que haya alojamiento. Pero la suerte nos sonrió. Un bonito
hotel con una señora superagradable nos acogió y se ofreció llevarnos al día siguiente
hasta el refugio que estaba cerrado en coche, pues sube una pequeña carretera, pero
hay que tener permiso para subir en coche y ella lo tenía. Además así nos pudimos dar
una buena ducha y dormir en cama calentitos y recuperar para el día siguiente.
FIN DE LA PRIMERA ETAPA

4 de Agosto, miércoles

Mal asunto. Abrimos la ventana y sólo vemos una densa niebla blanca y húmeda. En
fin, tampoco hay muchas opciones ni mucho que pensar, hay que seguir. La ruta no
parece difícil.
La señora nos ofrece un desayuno espectacular. Ya tenemos reservas para todo el
día. Madre mía, que manera de comer. Nos sube al refugio de nuevo y empezamos de
nuevo a correr y, casualidad, a la misma hora que ayer, a las 7:15 de la mañana. Lo
único que ahora tenemos que seguir de nuevo la senda roja. Lo cierto es que no
vemos nada, sólo niebla y más niebla, pero la temperatura no es fría. Pero ahora
tenemos otro problema. La roca está muy húmeda y resbaladiza, ya que en muchos
tramos tiene una especie de musgo verde que hace que nos vayamos al suelo en
varias ocasiones y que no nos deja correr a gusto. Llegamos al lago Batizovské
(1884m). Desde aquí teníamos intenciones de subir al pico más alto de los Tatras, el
Gerlachovsky (2654m), pero las malas condiciones meteorológicas hacen que
desistamos de ello, muy a nuestro pesar. Continuamos por el valle de Stolska (1850m)
sin ver nada hasta llegar al collado de Ostrvou (1966m) donde comienza un descenso
vertiginoso hasta el lago Popradské (1495m) y al refugio Popradské Pleso (1500m).
Durante el descenso fue uno de los pocos momentos que despejó y pudimos
contemplar los inmensos bosques con el refugio y las montañas de fondo. Pero fue
efímero. En este refugio dejamos la senda roja y cogimos la azul, pero durante muy
poco tiempo, para ir de nuevo a la roja que nos introducirá otra vez a la parte más
agreste y salvaje de los Tatras. Pasamos los lagos de Zabie (1921m) y llegamos al
refugio de Rysy (2150m) que también estaba cerrado por obras. Seguimos subiendo
por un pedrero hasta un collado donde hay que agarrarse a unas cadenas que nos
llevará al pico Rysy (2503m). Este cumbre es compartida por Polonia y Eslovaquia
y es la más alta de Polonia.
La niebla no nos dejaba ver nada. Y a partir de aquí comienza
el espectáculo. La bajada del Rysy es alucinante, con una verticalidad espectacular y
montones de cadenas y más cadenas para bajar. Son 1000 m de desnivel a saco que
nos llevarán hasta los lagos de Czarny Staw (1583m) y Morskie Oko (1500m), dos de
los mayores lagos de los Tatras, que uno es accedido por carretera ya que está al lado
del refugio Morskeoko (1405m). Aquí volvemos a abandonar la senda roja para tomar
la azul en un ascenso hasta el paso de Swistowa (1850m) y llegar al refugio de Przedni
Staw Polski (1670m) justo al lado del lago del mismo nombre y el mayor de los Tatras.
Continuamos subiendo por la senda empedrada y por un pedrero para llegar al collado
de Zawsat (1890m) donde dejaremos la senda azul para retomar la roja y que nos
subirá al pico Svinica (2301m) con pasos de cadenas, algo que es bastante frecuente
en estos picos. Continuamos toda la cresta pasando por diversos picos:
Postredná(2128m), Beskid (2012m), Kasprowy (1978m) donde sube otro teleférico,
collado de Kondracké (1863m) donde dejamos el collado y la senda roja para hacer un
precioso descenso por la senda verde hasta el refugio de Hala Kondratowa (1335m).
Al comienzo del descenso pudimos ver dos osos, que emitieron un rugido, que nos
hizo acelerar el ritmo, aunque por suerte (para nosotros) se perdieron en la niebla.
Pues nada, otra etapa más. 11 horas y cuarto corriendo, 42 km aprox. 3.000 m de
desnivel positivo y 3.500 de desnivel negativo.
Y otra sorpresa, como no iba a ser menos. El refugio está lleno. Sólo caben 20
personas. Pero como todo tiene solución, la chica muy amable nos deja esterillas y
dos mantas para dormir en el comedor. Para nosotros es suficiente. La cena es muy
buena, pues puedes pedir varios platos y es barato.
Hasta aquí acaban los Altos Tatras, que era el objetivo principal. Esta ruta stá
marcada en varios libros para hacerla en cinco días. La verdad es que si te propones
hacerla más rápido se podría hacer, sobre todo ahora que conoces el sistema y
como funciona todo. Nosotros no forzamos nunca el ritmo, ni fuimos a saco en ningún
momento. Nos tomamos nuestro tiempo para hacer fotos y tomar algún café o té en
algún refugio, ah y no se os olvide pedir los pasteles de manzana, es de lo mejor que
he comido, eso sí que es mejor que cualquier barrita energética. Es una referencia por
si alguien se anima a hacerla para que sepa lo que hay.

TATRAS DEL OESTE

5 de Agosto, jueves

El único inconveniente que tuvimos en este refugio es que el desayuno no lo dan hasta
las 7 de la mañana, aunque la chica nos dijo que podría apurar hasta las 6:30, pero
nosotros queríamos salir antes, ya que amanece a las 5 y además queríamos hacer
todos los Tatras del Oeste en un solo día, unos 53 km de recorrido, con unos 3.000 m.
de desnivel positivo y 4.500 m. de negativo. Así que decidimos que desayunaríamos
en el siguiente refugio y saldríamos a quemar grasas a primera hora de la mañana.
El día amaneció bueno. Sólo se veía alguna nube por las cumbres, pero parecía que
nos iba a respetar la ruta. Así ocurrió, más o menos. Sólo tuvimos algunos momentos
que se nos cerró en las crestas, pero fue durante poco tiempo y, en general, pudimos
disfrutar de un buen día.
Arrancamos a las 6 de la mañana del refugio Hala Kondratowa (1.335m) ahora por la
senda azul en continuo ascenso por un bosque hasta llegar al pico Giewont (1.895m)
donde abandonamos esta senda para coger la amarilla que nos llevará de nuevo a la
cresta hacia el collado de Kondracka (1.725m), donde enlazamos con la senda roja
que habíamos abandonado para bajar al refugio el día antes. Ahora se trata de seguir
siempre por toda la cresta subiendo todos los picos y bajando hacia los collados. Se
trata de una cresta, a veces, muy agreste, con pasos de cadenas en algunos picos,
pero que en otros tramos es muy corrible. Así, llegamos al pico Kondratova (2.005m),
Kresanica (2.200m), cdo. de Chuda (1.885m), cdo de Tomanovské (1.687m). En este
paso volvemos a abandonar la cresta que va por la línea roja para bajar al refugio a
desayunar, ya que habíamos salido en ayunas, por lo que tomamos la senda verde
que nos bajará por un valle alpino inmenso y espectacular entre enormes abetos hasta
llegar al refugio Hala Ornak (1.100m). Aquí nos metimos un buen desayuno. Un inciso.
Hasta ahora podíamos pagar en euros en la mayoría de los refugios, aunque
estuvieran en Polonia, como el anterior, pero en éste sólo admiten Zlotis, así que, si
vais por allí, tenedlo en cuenta, pues en Polonia aún no tienen el euro. En Eslovaquia,
lógicamente no hay problemas con la moneda. Eso sí, son baratos, todavía asequibles
para nuestro bolsillo. Hasta aquí tardamos unas tres horas. Ahora, con el estómago
lleno, vamos a continuar la ruta un poco más alegres. Ahora cogemos la senda
amarilla que nos sube al collado de Iwaniacka (1.459m) punto donde la abandonamos
para girar a la izquierda y coger la senda verde y tomar la senda verde hasta subir al
pico Ornak (1.853m), en continuos ascensos y descensos llegamos al collado de
Gaborovo (1.937m), donde, de nuevo, enlazamos con la cresta y la senda roja que
abandonamos para bajar al refugio Hala Ornak. Y ahora sí que ya no abandonaremos
esta cresta hasta prácticamente hasta el final. Y de nuevo ascenso de picos con
cadenas y bajadas a collados constantes, aunque no tan técnicos como en los Altos
Tatras. Así vamos pasando por el pico Bystrá (2.248m), Klyn (2.173m), Koncistá
(1.993m), Hruby (2.137m), cdo de Hrubym (1.820m), Volovec (2.063m); este pico
quizás fuera el más delicado, aunque con las cadenas es un seguro; pico Ostry Rohac
(2.087m), Paclivé (2.124m). A la altura de este pico sale una senda amarilla que
enlaza con una verde que te lleva al refugio de Ziarska (1.289m). Es una opción para
quien quiera pasar aquí otra noche, pues no queda lejos y luego puede enlazar de
nuevo con la cresta siguiendo por la senda verde. Desechamos esta opción porque
íbamos con tiempo y porque la cresta nos parecía más interesante, más técnica y más
entretenida. Creo que se gana sobre una hora de tiempo si se va por la cresta que si
se baja al refugio, pues tanto la bajada al refugio, como la subida de nuevo a la cresta
son muy asequibles para correr, no así la cresta. Así que continuamos nuestro
cresterío por el collado Smutné (1.962m), pico Hruba (2.166m), Banikov (2.166m).
Aquí enlazaría la senda verde que sube desde el refugio de Ziarska. Seguimos al pico
Pachola (2.166m), Spalená (2.083m), Salatín (2.047m), Brestová (1.902m), desde
donde comienza una estupenda senda para correr hasta el collado Palenica (1.573m)
y desde donde ya veíamos Zuberec, que era nuestro destino final. Miramos el reloj y
comprobamos que íbamos en tiempo, pero quizás algo justos, pues queríamos coger
el último bus que nos llevaría a Zakopane de nuevo para dormir. El bus pasaba a las
18:50 así que en el collado Palenica, donde ya abandonamos la cresta y la senda roja
para coger la senda amarilla avivamos el ritmo un poco. En un principio era difícil
correr, pues la senda era pedregosa, como labrada por un torrente de agua con
muchas piedras, pero luego se convirtió en un precioso bosque donde te estimulaba
para correr. El caso es que la señal que había en el collado nos indicaba que en 2h 10’
se podía bajar andando y finalmente lo conseguimos en 40 minutos, llegando con
tiempo de sobra para comernos algo de fruta, unos refrescos y unos helados en una
tienda (todo bien merecido!!!!). Llegamos a Zuberec (750m) después de estar casi 12
horas pateando por el monte. Esta ruta también está en algunos libros para hacer más
tranquilamente en tres días. Pero claro, como todo, también se puede hacer en menos
horas. Cada uno que elija la opción que más le guste. OBJETIVO CONSEGUIDO.
Nos vamos en el bus de vuelta a Zakopane, pero como hay un festival en este lugar,
no encontramos donde dormir. Donde dormimos el primer día y habíamos dejado la
otra mochila estaba lleno y nosotros habíamos reservado para la noche siguiente.
En todo viaje y casi todos los días, nos depara alguna sorpresa inesperada. No iba
a ser menos hoy. Preguntamos en varios lugares y todos estaban llenos. Estábamos
a punto de irnos en taxi para Tatranska Polianka, donde dormimos la primera vez
en la ruta, pero al final un taxista nos indicó un hotel, que por suerte tenía plazas
para dormir. Y claro, como nuestra mente está ya atrofiada y no tiene solución no
se nos ocurre otra cosa que intentar de nuevo subir el pico Gerlach, el más alto,
que no conseguimos subir el segundo día. Nada de descansar y salir de juerga, no
señor, nuestra juerga es correr y subir picos y más picos, sufrir y sufrir,….. Otra vez al
madrugón de nuevo al día siguiente. Otra vez a coger el bus a las 6 de la mañana. Eso
sí, nos ponemos moraos a cenar. Una cosa no quita la otra.

6 de Agosto, viernes

Como ya dije anteriormente, a las 6 de la mañana cogemos un bus que esta vez nos
lleva a Stary Smokovec. En el bus vamos desayunando algo que habíamos comprado
el día anterior. Llegamos a esta pequeñita ciudad a las 7:15, aunque casi nos
despistamos y seguimos en el bus hasta Poprad. Miramos al cielo y las condiciones
están malas, se ve muy nublado, con niebla metida en las cumbres, por lo que el
ánimo no es muy bueno y miramos como alternativa cruzar los Altos Tatras de sur a
norte. Pero, de momento vamos a subir a ver qué ocurre.
Desde este lugar comienza una subida por una senda amarilla, como casi siempre por
bosques que nos lleva al refugio de Sliezsky Dom (1.700m), refugio por el que
pasamos en la primera etapa y donde habíamos pensado dormir, pero que estaba
cerrado por obras. Aquí continuamos por la senda roja, también igual que en la primera
etapa hasta llegar al lago Bativozské (1.884m). Y aquí es donde hay que dejar la
senda y empezar la ascensión. Nos sentamos a la orilla del lago para desayunar algo y
debatir que hacíamos, pues el tiempo era bastante malo. La niebla había bajado más y
estaba ya casi en el mismo lago metida. Pero una vez llegado hasta allí, decidimos
subir, por lo menos, hasta que las condiciones no empeorasen todavía más y mientras
pudiésemos ver, seguiríamos para arriba. Así que rodeamos el lago por la derecha y
vemos una pequeña senda, que intuimos, nos llevará hasta la base del pico Gerlach.
La senda se empina bastante, cruzamos un pequeño torrente donde cogemos agua,
seguimos subiendo y la niebla ya está metida, pero podemos ver algo, y de pronto la
senda nos enfoca a una canal bastante vertical y ya en plena roca. Vemos unas
cadenas, por lo que sabemos que estamos en el buen camino. La ascensión es
bastante vertical, la primera parte con cadenas y alguna ferrata te da la sensación de
subir con seguridad. Luego hay que ir fijándose en algunos clavos clavados en la
pared para tener la certeza de que estamos subiendo por el lugar correcto, ya que la
niebla nos impide ver muy poco. Cuando no hay clavos surgen dudas de cuál será la
canal correcta a seguir, pero nos vamos dejando llevar por la intuición y por algunas
señales imprevistas (botellas, kleenex, pisadas,…) que te hacen ver que vamos bien.
Seguimos subiendo, porque como ya he dicho, la ascensión tiene mucha inclinación,
aunque es segura, pero como también dije, se puede uno equivocar, como nos pasó
en el tramo final, ya que accedimos al último collado, por la canal equivocada, pero
que tenía fácil salida y acceso a la cumbre hacia la izquierda. Nos dimos cuenta
cuando llegamos a la cumbre y para bajar había unas cadenas puestas, que no vimos
al subir. Lo bueno es que conseguimos hacer cumbre a pesar del mal tiempo y nos
inundó una satisfacción increíble. A pesar de que todavía quedaba la bajada. Pero
bueno, después de disfrutar de la cumbre, comenzamos a bajar intentando fijarnos en
algunos detalles que habíamos visto mientras subíamos. Aún así no hicimos la misma
ruta de subida que bajada, pero tampoco tuvimos ningún inconveniente en acertar con
la ruta correcta. Incluso hubo un momento que despejó, justamente cuando
llegábamos a las cadenas y a las ferratas, pero fue efímero, ya que se volvió a cerrar
enseguida. Pero ya lo teníamos hecho. Descendimos sin ningún problema, cogimos de
nuevo la senda y a la altura del lago, volvimos a parar para comer algo. No habíamos
terminado cuando de pronto sonó un tronido, que nos hizo salir a la carrera. En
cuestión de minutos se desató una tormenta y comenzó a caer agua a mares. No
paramos de correr hasta que se pasó la tormenta. Ahora sólo quedaba deshacer el
mismo camino que habíamos hecho subiendo para llegar de nuevo a Stary Smokovec.
Conseguimos hacer todo esto en 7 horas y media. Ahora sólo quedaba saborearlo con
unos buenos pasteles, helados y una buena piba. El caso es que pedimos unas
buenas pibas y, coño, nos traen dos cervezas. Joder, de esas ya las he probado, yo
quería de las otras!!!!!!!!!!!!! (P.D.: piba en polaco, checo, ruso,…es como se dice
cerveza en estos idiomas).
Pues nada más, como nos quedaba otro mediodía, lo aprovechamos para hacer el
clásico turismo gastronómico y cultural por Cracovia.

Ahora a pensar en el siguiente objetivo, que probablemente sea el TordesGeants en
Italia.
FOTOS:



















9 ago 2010

ULTRA TRAIL ANETO 2010

Ahí va la crónica. A ver si esta semana puedo poner la de los Tatras:

ULTRA TRAIL ANETO (BENASQUE- HUESCA) 31/07/2010

Como la mayoría de la gente sabe, esta carrera es en autosuficiencia total y sin marcas, aunque, según la organización, el recorrido es fácil pues está muy bien definido por las marcas de los GR’s que hay que seguir. Bueno, ya veremos que no es tan fácil….

No iba yo a esta carrera con muchas pretensiones, pues había estado los últimos 15 días tocado en el culo, yo creo que del piramidal, según el fisio, la inserción del isquio o del glúteo en el hueso del culo. Bueno, es igual, el caso es que Javier Elorrieta, del Grupo Fisioclinícas, hace maravillas con sus manos…y “putadas” porque cada vez que voy a verlo me hace de todo menos cosquillas. Aún así, como no había podido entrenar fuerte y tenía bastantes molestias, venía con bastante preocupación, y eso que el fisio me dijo el jueves: …a correr…, bueno, pues le haremos caso (y es que no se equivoca el tío….gracias majo).

Antes de la salida te hacen una revisión del material obligatorio, aunque en realidad no lo miran todo, pero yo soy legal y me gusta llevar lo que piden.

762 participantes venidos de España además de Portugal, Francia, Andorra, Gran Bretaña, Estados Unidos, Italia, Paraguay y Trinidad y Tobago, se han repartido entre las tres carreras del Trail del Aneto de 42, 67 y 96 km.

Se da la salida a las 8 de la mañana con una temperatura muy agradable y nos reunimos un pequeño grupo en cabeza que vamos subiendo tranquilamente hasta que cogemos el desvío del valle de Ballibierna, donde ya nos ponemos tres en cabeza: un portugués, un balear (Miguel Capo) y yo. El portugués parece que va sobrado, pues de vez en cuando, pega un tirón y se va unos cientos de metros, pero luego se relaja y le volvemos a coger. Esto lo va haciendo varias veces y a mí me mosquea un poco; coño este tío va tocándose las narices. Pues no. En cuanto llegamos al puente de Corones, al lado del refugio, justamente cuando todavía llevábamos una hora y cuarto, el portugués va y se para y dice que no sigue. Joer, eso también lo sé hacer yo…
El caso es que nos quedamos solos Miguel y yo y así seguimos juntos hasta llegar al collado de Ballibierna (2.732 m). En la bajada por unos neveros el balear se queda y me voy en solitario. La verdad es que iba cómodo, sin forzar mucho, pensando que todavía quedaba mucha carrera. Así que paso Llausets y bajo por el valle d’Angllos “disfrutando” de la carrera, pues esta parte es bastante técnica y me resulta atractiva. A veces sentía alguna molestia en el culo, pero lo cierto es que no me llegó a impedir correr en ningún momento y solamente fue por poco tiempo.

Así que sigo corriendo y llego al embalse de Senet y aquí es donde se lía parda. Dos chicas me dicen que pase por debajo del puente, donde hay una marca y luego otra que te sube a la carretera. Veo unos postes con pintura roja y blanca y sigo carretera abajo. Voy pasando unos túneles y ya me voy dando cuenta que esto no me cuadra. Tanta carretera no es normal. El caso es que había mirado el mapa, pero lo interpreté mal, pues como la marca de la carrera en el mapa es roja y las carreteras marcadas en el mapa también, seguí el rumbo de la carretera, así durante 10 km, hasta que me paré. Al rato llegó detrás de mi Miguel, pues había preguntado en el puente y le dijeron que habían visto a uno corriendo por la carretera y él detrás. Vaya putada. Al final paramos un coche para que nos subiera, pero ya habíamos perdido cuando llegamos de nuevo al puente una hora y 10 minutos (ya he leído en algún sitio, que media hora; de eso nada, por mi reloj fue una hora y 10 minutos).
Ya os podéis imaginar el cabreo. Reconozco que la carrera es sin marcas, pero es que 800 metros más arriba había un control con 14 personas. Coño, distribuir a la gente en los pasos más complicados no cuesta tanto. El caso es que no sabíamos cuantos corredores nos habían pasado, ni el tiempo que nos sacaban, por lo que yo pensé en abandonar en Vielha. Iba muy desanimado, pues fue demasiado tiempo perdido.

Subiendo el Port de Vielha (una subida fuerte y dura), vamos adelantando a otros corredores y nos dicen que ahora iremos por el quinto puesto, más o menos. Sigo como un autómata y continúo pasando corredores.
Curiosamente llego a Vielha en segundo lugar y me dicen que el primero ha pasado hace 10 minutos. Aunque ya llevamos más de la mitad de la carrera y no es fácil recuperar ese tiempo, se me pasa lo del abandono y continuo, pensando que todavía puedo cogerle. A partir de aquí, la organización ha puesto marcas, pues es un terreno un poco más complicado, que te puede despistar.
Intento subir rápido para ir recortando tiempo, pero cuando bajaba por un collado de hierba, donde no hay senda y había banderas naranjas, poco antes de la cabaña de Geles, que había que seguir, de pronto desaparecen. Bajo por el collado y no hay marcas; vuelvo a subir hasta la última y veo una hacia la derecha, bajo, pero después tampoco hay marcas; vuelvo a subir y bajo hacia la izquierda, y tampoco hay marcas. Así que, cabreado de nuevo, me siento a ver el mapa y no me orienta nada. Subo más arriba, bajo más hacia la izquierda y veo una senda y una marca. Os podréis imaginar lo que bajó por mi mente en esos momentos. Joer, si se ponen marcas, que se pongan bien, coño. Las últimas banderas estaban puestas en el collado, por debajo de donde empezaba la senda hacia la izquierda y estaba la otra marca. Y no era fácil de ver. Otros 15 o 20 minutos perdidos.
Eso fue demoledor para mi mente. Llegué a la cabaña y allí había un control donde unos bomberos me habían visto e iban a ir a buscarme en moto. La faena fue que ahora el primero me sacaba media hora y eso ya era mucho tiempo en poca distancia. Después de bajar el collado de Geles había que subir 5 km por carretera hasta el pueblo de Artiga de Lin. Aquí me dijeron que iba a 25 minutos, pero “sólo había que subir al Puerto de la Picada y luego era casi todo bajada.

Para más inri, subiendo a la Picada me volví a despistar, aunque esta vez fueron cinco minutos. Cuando llegué a la cima de puerto y con las ganas que tenía de llegar, bajé a buen ritmo. Aquí ya nos mezclamos con los corredores de las otras pruebas. Unos te decían que iba a una hora, otros a 20 minutos,…joer, creo que lo mejor es que no te digan nada e ir a tu bola.

El caso es que llegué a meta en 13 horas 20 minutos y Jose Antonio había llegado “sólo” 6 minutos antes. Manda huevos. Una hora y media perdida, más el ir corriendo, a veces, con desánimo, si sumamos todo, podría haber llegado casi dos horas antes que él. En fin, las carreras son así y, de una cosa estoy seguro: si la hago de nuevo el próximo año, seguro que no me vuelvo a perder :) :) :)