4 may 2018

MONTE RANEDO TRAIL 2018 y Seguridad???


MONTE RANEDO TRAIL 2018

No escribo sobre todas las carreras que hago, pero, a veces, haces carreras que tienen algo, un toque diferente, no sé, a mis años y con mi experiencia, poco me sorprende o me llama la atención, pero, de pronto te vas a un pequeño pueblo “perdido” en medio de la montaña y te sorprenden con algo así. Echo de menos este tipo de carreras y espero que el próximo año hagan todo el itinerario, independientemente de la climatología que haya. Vamos a la montaña, no a un parque de la ciudad.
29 de abril de 2018. Se celebra la II edición de la Monte Ranedo Trail en la localidad de Lario, dentro de la montaña de Riaño y Mampodre (una de las zonas más bonitas y olvidadas de León). Había acudido en su primera edición y me habían ofrecido participar esta segunda. Se había hecho una modificación con respecto al año pasado, incluyendo más kilómetros (en la carrera larga, pues se hacen tres distancias) alargándola hasta los 28km y haciendo un recorrido más técnico, más montañoso (subiendo al pico Pozúa) y más espectacular. Pero este año ha venido cargado de nieve, mucha nieve, y el día antes, que estuvo nevando, como no, anulan parte del recorrido, reduciendo la distancia a poco más de 20km. Lo hacen por seguridad (hablaré al final sobre esta palabra tan utilizada últimamente). Parece ser que hay mucha nieve (hasta un metro y grietas). La nieve no la vamos a evitar, con lo que nevó el día anterior, pero el domingo amaneció bueno, sol y nubes.









El primer kilómetro transcurre por una “senda” en medio de una pradería hasta el pueblo de Polvoredo, donde se sigue por un camino otro par de kilómetros. Lógicamente, con bastante agua y barro sin parar debido al tiempo que ha hecho. La carrera se “complica” a partir de aquí, cuando dejamos el camino y subimos por una senda, ya con nieve hasta la collada Cerranzona. A partir de aquí hay mucha nieve, se crestea varios kilómetros hasta llegar a la cumbre del mismo nombre, pero, a pesar de la nieve que hay (se ve alguna pequeña grieta a la derecha, pero sin “peligro”, no son grandes y si caes tampoco vas a desaparecer!!!) se puede casi correr suavemente, pues no te hundes mucho. El problema empieza en la bajada. La senda entre los brezos casi no se ve por lo que a veces (o casi siempre) bajas entre los brezos. La nieve es más escasa, pero suficiente para no distinguir la senda, y la pendiente es considerable. Yo creo que en menos de un kilómetro me caí seis o siete veces (tengo las huellas de “guerra” en mis piernas; mis tibias parecen un queso de gruyere). Pero, aunque luego se llegaba a un camino, éste estaba, en su mayor parte, también cubierto de nieve y a veces se atravesaban praderías, en suave bajada. La cantidad de agua que salía de la nieve en las calvas que había, convertían todo eso en una pista de patinaje y, al menos, en otras tres ocasiones le di un fuerte beso, o mejor culazo, al suelo. Cuando desaparecía la nieve aparecía el barro o el agua. Incluso en algún tramo de subida por el bosque de hayas parecía que nevaba de la nieve que caía de los árboles. Todavía quedaban otras dos subidas, una con nieve y otra con barro en la que era todo un juego de equilibrio el intentar mantenerse en pie en las bajadas.



La verdad es que esta carrera me recuerda un video que circula por la red sobre un niño que llega hasta un charco y lo cruza una y otra vez o de otro que no para de tirarse al charco lleno de  barro. Bueno, pues así me he encontrado yo aquíJ. Así que, espero y deseo que el próximo año esté similar o peorJJJ.
La organización increíble. A lo largo de la cresta había siempre alguna persona con un silbato (una gran idea) por si el tiempo empeoraba y tocaban el silbato cuando llegaba algún corredor para avisar al siguiente voluntario. Y ya no digo nada respecto a la comida de final de meta, menudo buffet!!! Ah, y como no, después volvió a llover y a nevar:)

Y ahora vayamos con el ya últimamente “aburrido” y manido tema de la seguridad (y no va por esta carrera, sino en general)
Pues ya lo he dicho más de una vez y lo vuelvo a repetir. Se me hinchan las…narices… cada vez que oigo que hacemos esto por tu seguridad. Pues no. NO. Nadie vela por mi seguridad. Por mi seguridad velo yo. Es que cada vez que oigo esto pienso que me están tomando por gilipollas: “…mira, es que eres tonto, sabes, y esto que hay aquí delante de ti es un agujero y si pasas por encima te vas a caer y te puedes matar…” – Ah, gracias, entonces no pasaré por encima del agujero (y esto es mera coincidencia con lo que ocurrió en una carrera hace poco; la diferencia fue que allí el agujero no se veía). Los peligros en la montaña están ahí y unos son inevitables y otros no. Pero yo, YO, decido y yo soy responsable de mis decisiones y acarreo con lo que me venga. Así que si vamos a una carrera de Montaña, sabemos o deberíamos saber a dónde vamos. La búsqueda de los propios límites y el flirteo con lo imposible y hasta con lo imprudente forma parte de nuestro propio ser y en el deporte llevado al límite encontramos una de las más básicas y evidentes manifestaciones de ello, por eso respeto profundamente cualquier tipo de actuaciones aunque a veces tengan consecuencias fatales (incluida la mía). A mi juicio la propia vida no es ningún don que tengamos obligación divina de proteger ni ningún regalo social por el que debamos mostrar agradecimiento metiéndola en una urna. A mi juicio la propia vida no es más que una circunstancia biológica casual que tenemos la oportunidad de aprovechar como más nos apetezca (si nos dejan) con una sola limitación fundamental; el respeto hacia las opciones vitales ajenas.
Las organizaciones de las pruebas tienen la última palabra. Pueden intentar prevenir que nada pase pero no tienen la varita mágica ya que ellos tampoco controlan la variable meteorológica. El hecho de que llueva, haga calor o frío es algo que el corredor debe contemplar y retirarse si considera que en un punto de la carrera no está en condiciones de continuar. Pueden poner controles médicos, controles de horario, obligar a llevar un material necesario........todo esto lo hacen muchas carreras, pero las carreras, y más por montaña, tienen aspectos incontrolados: te puedes resbalar y partirte una pierna o darte un golpe en la cabeza en el lugar más inesperado y fácil, después de atravesar el terreno más complicado.......

Al igual que en la montaña cada uno debe asumir sus responsabilidades y por desgracia accidentes los hay y los habrá. Ahora bien, al igual que en la montaña, cuando hay un fallecido o un accidente, rápidamente salen las mentes más claras del panorama estatal para decirnos lo locos que estamos y lo mucho que arriesgamos.

Pues bien, que nos dejen con nuestra locura y que se queden ellos en el mundo de los cuerdos. Por el momento no tienen la capacidad para "recortarnos" nuestras ganas de superarnos, probarnos, conocer otras experiencias, compartir el esfuerzo de los entrenos y carreras, pasar un buen rato con los amigos, bien en la montaña o en las carreras.....
Mi pregunta es: ¿estamos dispuestos a renunciar a la intensidad vital a cambio de vivir más años que nadie...?. Cada cual ha de responderse a esa pregunta y mi repuesta, para mí, es que NO, un tajante NO y no vendrá "salvador" perdonavidas alguno que me haga cambiar de opinión. Si cambio de opinión será por decisión propia y no porque un ignorante se me presente como portador de la máxima seguridad, de la razón absoluta y la moralidad verdadera.

Larga vida a Monte Ranedo Trail…