OBJETIVO: TRANSFAGARAS
Hacía tiempo que le había echado el ojo a estas montañas. Ya
había estado en invierno esquiando por allí y me parecieron fantásticas, por lo
que me vino a la cabeza el cruzarlas corriendo. Debido a lo apretado del
calendario no había encontrado una fecha para ir, por lo que, después de
ciertos devaneos y comprobando la meteorología, según me informaron gente de
ese país, la primera semana de octubre era buena. Ya me suponía que las
temperaturas bajarían, pero lo que no me esperaba fue…lo que me encontré.
Como cada vez que preparo alguna aventura de este tipo, voy
a la improvisación. Aunque siempre llevo
una idea preconcebida,…casi nunca se cumple. Y esta vez no iba a ser
menos. Ni tan siquiera llevaba mapas de la zona, pues me comentaron que los
podía comprar allí sin problemas. Sólo llevaba el billete de avión. Mi objetivo
era ir de Bucarest a Brasov y desde allí a un pueblo llamado Fundata, que según
había visto por internet, parecía ser el mejor lugar de partida. Y desde aquí
llegar a un pequeño pueblo llamado Turnu Rosu, cerca de Sibiu, atravesando toda
la cordillera de los Transfagaras. Todo
ello, a ser posible en tren, pues parece ser el mejor medio de transporte en
Rumanía.
Pero en el aeropuerto entablo amistad con dos madrileños,
Pachi y Manu. Ellos tienen alquilado un coche, pero van primero a Sibiu. Al
final, me da igual empezar por un lado que por otro, por lo que decido ir con
ellos, así no pierdo tantas horas de bus o tren y puedo ganar un día. Pero a
medida que nos acercamos a Sibiu empiezo a ver algo que no me da buenas
sensaciones. Algo blanco aparece en las
cumbres. Será la helada matutina, pienso en un primer momento. Pero en mi
interior algo me decía que me estaba engañando a mí mismo, sabía que aquello
tan blanco no podía ser sólo una helada, sino nieve. Bueno, será una pequeña
nevada que habrá caído estos últimos días, vamos a pensar en positivo.. Estos
colegas me llevan hasta Turnu Rosu, pero este es un poblado muy pequeñito,
donde no puedo comprar ningún mapa y sin mapa no puedo hacer la ruta que tengo
planificada. Tampoco hay donde dormir, bueno sí, dos pensiones, pero que son
casas particulares. Lo curioso es que en este pequeño pueblo encontré a un
rumano que hablaba español. Desde aquí ya pude contemplar la cantidad de nieve
que había. Con tanta nieve va a ser prácticamente imposible hacer la ruta. Las
sendas estarán, seguramente, tapadas.
Así que me voy a Sibiu. Aquí compro ya un buen mapa y veo el
recorrido que tengo pensado hacer. Efectivamente, acaba (o empieza) en Turnu
Rosu. Pero también veo toda la inmensa capa blanca que cubre toda la
cordillera. Después de estar pensando que hacer, cambio de planes. Mi
presentimiento me dice que con tanta nieve no podré hacer casi nada.
Así que en Sibiu cojo un bus que me lleva hasta un pueblo
llamado Victoria, pues había visto y oído que desde aquí se hacen excursiones a
la montaña. Pero cuando llegué a aquí me llevé una desilusión. No me gustó nada
y me pareció alejado de las montañas. Así que preguntando, me dijeron que a
ocho kilómetros había un lugar muy bueno para lo que yo quería: el Complejo
Turístico de Sambata. Y allí me fui. Pero en coche particular, pues hasta este
lugar no llega ningún autobús, ni tren, y la carretera desde Victoria no está
asfaltada.
Este lugar me encantó. Me imagino que en verano debe tener
mucha gente, pero en esta época no hay casi nadie (excepto una boda que se
celebró el sábado). El lugar es muy pequeño, a pesar de la pomposidad del
nombre. Hay tres pequeños hoteles y alguna pensión, pero un solo restaurante, media
docena de casas más y un enorme monasterio, donde al lado de él mana una fuente
y la gente va a por agua ya que parece tener propiedades curativas (hasta
ahora, conmigo no ha tenido ningún efecto!!!). A algunos hoteles se accede por pistas
forestales, como en el que me alojé yo (hotel Miruna, creo recordar). Muy
bonito, muy bien situado y con un desayuno espectacular, prácticamente todo
casero y abundante. Aquí me quedé tres días y estuve haciendo varias rutas.
Cuando llegué aquí a mediodía, hice un pequeño trote de reconocimiento por la
zona y ya pisé nieve. Eso sí, cuando se pone el sol hace un frío de cojones,
pero de cojones, para ser la época que es. No me esperaba yo esto, pues si aquí
abajo hace ese frío, que me esperará por allá arriba.
Las sendas están marcadas con varios colores y formas. Las
hay con triángulos rojos, que son las más importantes, con círculos rojos, con
rectángulos rojos y lo mismo en azul, pero estas son más secundarias. El
problema vino, como os podéis imaginar, con la nieve
Os relato la ruta más importante que hice y que grabé en
vídeo.
Salí del hotel a las 10:30 de la mañana. Pensaréis que es
muy tarde, pero es que había 8 grados bajo cero, una helada del copón y se me
congelaban hasta las ideas. Y estaba a 700m de altitud sobre el nivel del mar.
Como compensación, el día amaneció muy soleado.
Los primeros kilómetros van por una pista, subiendo muy
suavemente. Ya, a mitad de subida por la pista empieza a aparecer la nieve y se ve
el bosque de abetos completamente nevado. Así durante unos 35 minutos hasta que
se acaba la pista y comienza la senda.
La senda ya está cubierta de nieve. Sólo en algunos tramos se percibe
claramente. No es difícil de seguir, pues va continuamente paralela al río y
por el fondo del valle. También se ven claramente las marcas de los triángulos
rojos.
Al cabo de una hora y diez minutos llego a la Cabana Valea
Sambetei. Aquí prácticamente se acaba el
bosque y se ve ya la cordillera montañosa que tengo enfrente. Pero a partir de
aquí ya no veo marcas. Echo mano al mapa y veo que sale una senda azul de
frente. Intento buscarla y seguirla, pero no doy con ella. Sólo hay nieve.
Después de estar subiendo casi dos horas, la subida se hace tediosa e
insufrible. Ante esta situación decido dar la vuelta y buscar algo con lo que
pasar el resto del día. Vuelvo hacia la Cabana y antes de llegar me giro a la
derecha (bajando) pues veo un valle, que según el mapa sale otra senda.
¡Aleluya!, después de cinco minutos hociqueando encuentro
una marca con triángulo rojo y poco después un poste con la misma señal. Ahora
sí que se vislumbra algo mejor la senda, a pesar de estar tapada por la nieve. Sigo subiendo, esta vez
más contento y convencido de que voy por el buen camino, a pesar de tener ya
las zapatillas llenas de nieve. Un rato más adelante veo un poste con varios
indicadores, que te dan la oportunidad de seguir otras rutas. Descarto la azul,
porque no tiene postes y no se ve nada. Decido seguir la del triángulo rojo. Lo
bueno de esta ruta, es que, aunque a veces no se vea el dibujito, tiene postes
clavados cada cierto tiempo. Pero a medida que subo, la nieve es más densa.
Ahora sólo puedo andar. Y todavía me queda un rato para llegar al collado. La
última parte de la subida está muy inclinada, con mucha nieve (más de 40
centímetros), pero está polvo y se puede subir. Por fin consigo llegar al
collado, que es por donde pasa la ruta que tenía previsto hacer en un
principio.
Ahora, desde aquí, veo
palpablemente la imposibilidad de haberla hecho. Nieve virgen en toda la
cresta. Mucha nieve acumulada, lo que hacer un kilómetro te supone quince
minutos, por lo menos. Además las zapatillas están caladas de nieve. Así que
decido bajar.
Llego de nuevo a la Cabana y un poco más adelante sale una
ruta alternativa con marcas de círculos rojos. Decido seguirla, pues creo que
aún me queda tiempo suficiente para hacerla antes de que anochezca. Me da la
impresión que es una senda simple paralela a la que subía por el río. Pues no. Es
una dura subida zigzagueante por nieve en un denso bosque. No paro de subir.
Pienso que se me va a hacer de noche como no empiece a bajar pronto. Por fin
llego a una cabaña de pastores y por suerte veo bien algunas marcas. Una señal
me indica que me quedan tres horas hasta Sambata y son las 5 de la tarde. Bajo
corriendo por la senda nevada en medio del bosque hasta que salgo a una pista
maderera, llena de barro. Hubo un momento que tuve dudas en un cruce, pero
conseguí acertar. La bajada tiene algunos tramos con mucha inclinación y está
tan embarrada que beso el suelo un par de veces. Pero lo que está claro es que
no es lo mismo hacerla andando que corriendo, pues finalmente conseguí bajarla
en menos de una hora.
Rumania2013a
Al día siguiente hice otra ruta por otro valle, pero me
gustó menos y finalmente los últimos días decidí ir a conocer monasterios,
castillos, etc., etc., ya que no me encontré con ninguna vampiresa que me
hiciese cambiar de idea.
Y ahora voy a romper una lanza a favor de los rumanos.
Conozco la fama que tienen aquí los rumanos. No sé, a veces creo que aquí sólo
vienen los “malos” y en Rumanía se quedan los buenos. Estoy completamente
asombrado y agradecido a todas/os los rumanos que conocí, por el trato tan
maravilloso que me dieron, prácticamente sin excepción. En cualquier lugar de
los que estuve, y fueron bastantes y muy diferentes, no encontré otra cosa que
amabilidad y predisposición para ayudarme o informarme en la medida de sus
posibilidades.
Agradezco a la familia que me llevó en su coche desde Sambata a
Voila para poder coger el tren a Brasov, así como a Pachi y a Manu por lo mismo
y por los buenos ratos que pasamos.
En los pocos días que tuve “libres” me dio tiempo a estudiar
con detenimiento estas montañas. Gracias a los mapas pude detallar con
precisión el mejor lugar para salir y para llegar, así como la ruta a hacer sin
“perder” tiempo. Si alguien tiene
interés en hacer algo por allí, que se ponga en contacto conmigo. Yo volveré,
probablemente, el próximo año, pero un poco antes. Ahora ya es una cuestión de
amor propio. Si alguien se anima…
Qué lujo , bueno el lugar,, no paras!!
ResponderEliminarAnimarse, animarse, estaría bien pero a ver quien te sigue. Bonita y sugerente entrada.
ResponderEliminarSalva lo cuentas con alegria , pero seria duro duro ...... Estas hecho de carne y hueso??????
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