23 may 2017

MONTE RANEDO TRAIL







Ya sé que no escribo con la frecuencia de antes. No tengo ni idea de por qué, quizás la edad, quizás la vagancia, quizás la desgana, quizás que me importa un carajo todo este circo, pero bueno, hoy he decidido escribir de nuevo sobre una carrera.


Ha pasado ya casi un mes de esta carrera. No lo pude hacer antes porque me tuve que ir a Hawaii a otra competición (y de esta hablaré en breve, que tiene morbo y es lo que se lleva ahora. En  realidad es también para reflejar lo mucho que tenemos aquí y lo poco que lo apreciamos).




Al grano. Desconocía la existencia de esta carrera hasta poco antes de su celebración (a pesar de ser su segunda edición). Tal vez debido a la aparición (y desaparición) de nuevas carreras que tanto está ocurriendo ahora. Pero mi amigo Oscar (fotógrafo de Google) me puso en contacto con ellos y probablemente por ser un recorrido nuevo para mí,  acepté su invitación de ir a esta carrera. A simple vista parece una carrera “normal”, como muchas que están proliferando ahora, pero luego te das cuenta que es una carrera “pequeña” en cuanto a números pero “grande” en cuanto a humildad y buen trato.

Pero lo mejor estaba por venir. Hoy en día hay muchas carreras, casi todas buscando lugares bonitos, espectaculares, duros,… y al final se terminan todas pareciendo, así lo que hizo de esta carrera algo distinto (tenía los ingredientes anteriores) fue el tiempo.


Vamos a la descripción de como fue la carrera:


MONTE RANEDO TRAIL – LARIO – 30 ABRIL 2017


Distancia: 20km. Desnivel: 1200m positivos. Altitud máxima: 1895m


Lario (1136m) es un pueblo a la orilla del río Esla perteneciente al municipio de Burón, y enclavado en la Montaña de Riaño y de Mampodre en León.


A las 10:30 de la mañana estábamos colocados en la salida frente a la casa del Parque de Valdeburón en Lario. Las previsiones del tiempo habían sido bastante malas, de hecho el día anterior había estado nevando bastante y hoy se presentaba parecido. Pero el tiempo nos dio una tregua,…muy breve,… en la salida.

 Subimos suavemente por unos prados que van paralelos a la carretera que sube al pueblo de Polvoredo y en este tramo ya nos empezó a nevar suavemente. Antes de llegar al pueblo cogimos una pista a mano derecha en continuo ascenso que nos lleva a las faldas de la Peña del Prao de las Cortinas (km 3,2 y primer avituallamiento).

 Aquí dejó de nevar. A partir de este punto cogemos una curva a la derecha y llegamos hasta los 1544m junto al Pico del Fraile. Todo este tramo ya estaba nevado, al principio poca nieve, pero a medida que subíamos por “las Hoyas” hasta la Cordillera de Pármede la nieve se iba incrementando dejando un paisaje espectacular.

 Una vez llegados a la cresta teníamos que continuar por ella durante un kilómetro. Este terreno fue bastante dificultoso y complicado por la cantidad de nieve que tenía y lo técnico que era, muchos agujeros donde meter la pata… Desde aquí las vistas eran alucinantes con todo el Mampodre nevado. Y así llegamos hasta la cota más alta del recorrido: 1895m. El descenso fue, de nuevo, por nieve. No se veía senda ninguna, pero fue muy entretenido hasta llegar al comienzo de un camino por medio del bosque.

 Aquí Sergio que iba conmigo en cabeza, se fue, junto con un madrileño que nos dio caza. También nos acompañó Alvaro de Cordiñanes, que subió como un tiro. El camino de Mirva-Rabanal continua bajando hasta llegar a un observatorio donde hay otro avituallamiento. No dejamos el camino durante 2,5km hasta llegar a la altura de un refugio. Aquí nos meten por una “senda” preciosa en medio del Monte de las Cogullas para salir al Pedroya, donde nos empieza a nevar de nuevo. Este tramo es rompepiernas con una subida fuerte de nuevo para llegar hasta el primer avituallamiento otra vez.

 Aquí dejamos la pista y giramos a la izquierda de nuevo al bosque por un camino forestal donde podemos ver un chozo tradicional. Luego comienza a una dura bajada por el Monte Ranedo hasta llegar hacia la Vega del Esla para encarar el tramo final por un camino más ancho hacia Lario. Sergio va 100m delante de mí y el madrileño me coge cien metros antes de la llegada por lo que entramos juntos.


Una carrera de cuento. Con su nieve, sus bosques de hayas, de robles,…con buenos detalles para los corredores, con comida, con unos voluntarios de 10 (el que estaba en la cumbre era para darle una medalla, con la ventisca que se tuvo que tragar allá arriba), y sin hacer ruido. Me gustan este tipo de carreras (que parece que ya están haciendo alguna más así, no muchas pero parece que algunos quieren volver a los orígenes y abandonar toda la parafernalia de este mundillo) y si no ocurre nada raro, el próximo año allí estaremos.


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