7 ago 2015

TRANSKARUKERA

TRANSKARUKERA - ISLA DE GUADALUPE - ANTILLAS FRANCESAS
JULIO 24/25

TRANSKARUKERA 24-25 JULIO 2015
Hace aproximadamente un mes mi amigo Pablo Criado me sugiere y me propone que vaya a correr esta prueba que se celebra en la isla de Guadalupe (Antillas francesas). La organización correría con los gastos de viaje (París – Pointe a Pitre, ida y vuelta), alojamiento e inscripción. La verdad es que ofrecido así, es una tentación muy golosa. Pero como ahora debo compartir mi vida, tengo que consultarlo. Me gustaría que ella viniera conmigo. Así que escribo a la organización y me piden su curriculum. Se lo envío y al final aceptan que vayamos los dos. Genial.
Hablo con Pablo y con Nerea, que la hicieron el año pasado y leo sus crónicas. Me dicen que más que una carrera, es una aventura, que a mí me encantará ese tipo de “carrera”. Que, a pesar del calor y de la humedad que me voy a encontrar, que vaya protegido hasta las cejas, malla larga, guantes, gorra/o, etc, porque me voy a llenar de arañazos, cortes, picaduras, caídas,.. uf, no sé si no me estarán exagerando, pero viniendo de estos dos, me temo que no. Aun así, no me hago a la idea, pero está bien saberlo e intentaré hacerles algo de caso.
Me dicen que es un recorrido duro, con subidas y bajadas de vértigo a través de la selva, con mucho barro, pues es temporada de lluvias, cruce de ríos,…bonito panorama, creo que me gustará.
Así, el 21 de julio cogimos el vuelo desde Madrid a París, para desde allí, volar a Guadalupe. En París ya nos encontramos con otros corredores que iban a participar en las distintas pruebas que se celebran. Llegamos el mismo martes al aeropuerto de la capital, Pointe a Pitre, a final de la tarde, todavía de día (oscurece sobre las siete y hay seis horas de diferencia, en este caso, menos) y el calor y la humedad es lo primero que te “golpea” al cuerpo. Nos van a recoger y nos llevan a los bungalows que nos tienen asignados en Creol Iles, un lugar apartado en medio de la isla. Cenamos en el restaurante del bungalow, yo una ensalada de gambas y Nary pescado, una dorada. Para ser claros, una mierda. Media docena de hojas de lechuga y media docena de gambas que había que buscar con el microscopio (10€) y la dorada del tamaño de un ratón de ordenador (16€) (y pensar que en Ezequiel-Villamanín, por 13€ tienes que llevarte la comida que sobra en un taper, porque es imposible acabarla).
El miércoles 22 salimos a entrenar por los alrededores. El lugar no es nada del otro mundo, seguimos una carretera, un desvío a otra carretera con menos tránsito y llegamos a un camino donde había unas fincas con tomates, pimientos, pepinillos, como medio abandonado. No pudimos resistir la tentación de coger algunos. De vuelta, a la orilla de la carretera te encuentras con papayas, mangos y también recogemos algunos. Luego paramos en un pequeño supermercado y compramos comida para preparar nuestra comida y cena.
El jueves nos unimos al grupo de franceses, dos grupos, que había alquilado coches y nos propusieron acompañarlos. Fuimos a visitar la isla de Les Saintes, Fort Napoleón y terminamos dándonos un baño en la playa de Pain de Sucre.
El viernes fuimos a ver la cascada de, no recuerdo el nombre, Lezarde o como se llame. Está a unos diez minutos en coche desde donde nos alojamos. La senda para llegar está muy bien y te lleva unos diez o veinte minutos andando. La cascada también está bastante bien, incluso para darse un baño. Yo volví al bungalow para descansar, comer y preparar la mochila, y hacer un estudio del recorrido de desniveles y avituallamientos para concretar qué debo llevar,  pues esa noche empezaba la carrera. El resto se dirigió a ver otra cascada, pero que luego me dijeron que no tenía nada interesante y prácticamente nada que ver.

Según mi análisis de la carrera y sin tener ningún apoyo hay que tener cuidado especialmente con la hidratación. Hay avituallamientos que están separados hasta quince kilómetros, pero además hay que salvar mucho desnivel y un terreno muy enrevesado y técnico lo que te puede llevar hasta tres horas ir de un control a otro, eso con el calor y la humedad que hay, es para tenerlo en cuenta, muy en cuenta.

A eso de las cinco hago una merienda-cena. A las seis de la tarde vamos a Basse-Terre, que es donde está la salida de la carrera. El trayecto nos lleva casi una hora. En la salida coincido con otro corredor español, pero que vive y trabaja en la isla. Antes de la salida  hacen una presentación de todos los corredores. No somos muchos (a vuelta de hoja, meter aquí a muchos corredores y a muchos me refiero más de cincuenta podría tener consecuencias imprevistas, pero bueno, allá cada uno, somos libres de elegir. Yo me limito a dar mi opinión).
A Nary la llama el organizador, Gerard y le hace una propuesta. Ella correrá la prueba de 65km. Había un corredor que siempre corría esta prueba y siempre le apoyaba su mujer. Este año estaba inscrito también, pero su mujer enfermó y una semana antes falleció. A él le hubiera gustado correr y querría hacerlo de alguna manera simbólica, tanto él como su mujer fallecida, así Gerard le propuso a Nary correr con dos dorsales, el suyo y el de Jeremy y Gaelle (nombre del corredor y su mujer) a lo que ella aceptó y que, a la vez que le supuso un honor también le supuso una “responsabilidad”. Y cargar con dos geolocalizadores (que pesan casi medio kilo cada uno). Pues eso, que nos meten un geolocalizador, más que nada por si nos perdemos en la selva y nos tienen que ir a buscar, porque, como comprobaréis más adelante, estos aparatos nos dieron “sorpresas sorprendentes”.

La carrera tien 130km, un total de 9.538m positivos y la cumbre más alta a 1.372m (teniendo en cuenta que salimos a nivel del mar). Tiene 12 avituallamientos, pero ojo, algunos son eternos.

Y a las ocho de la noche dan la salida. Frontales encendidas, aunque los primeros kilómetros (dos aproximadamente) son por asfalto, y eso que a los ochocientos metros ya te hacen cruzar un río. Yo estreno una nueva frontal, la Fénix HP30. Es algo pesada, pero como las frontales siempre me han dado guerra, espero que alguna me salga bien. Y esta vez acerté. Tiene cuatro niveles. Yo fui todo el tiempo en el tercero, muy alto, sin llegar a recurrir al cuarto, super alto y me fue genial. Desde las 8 de la noche hasta casi las seis de la mañana y aún me quedaba media batería. Eso sí, la batería no se puede poner detrás de la cabeza, sino en algún bolsillo o colgante en la mochila o donde mejor os convenga. Yo la puse en el bolsillo lateral que tiene el portabidones del camelback y me fue perfecto.
A pesar del calor y la humedad yo salí con mallas piratas, medias de compresión, manguitos y guantes. Si a eso le añadimos la pedazo frontal, el super reloj (ya hablaré de él), el buff en la cabeza, las zapatillas de colores,….parecía un geyper man. Cojones, la ropa, los accesorios y complementos que hacen ahora lo hacen para que no llamemos la atención!!! O para que nos acribillen los mosquitos. Lo del reloj. Veréis, comprobé el número de abandonos de esta carrera. Conozco a algunos corredores de otras ediciones y me dijeron que es muy fácil perderse ya que el balizaje es escaso, muy escaso. De todas formas, Pablo me dijo que aunque es escaso, es evidente. Bueno, por si acaso me descargué el track en el reloj.
Sale la carrera. Cedric, un francés sale rapidillo. Bueno, yo de momento, puedo seguirle. En seguida nos damos cuenta que el balizaje es escaso porque tenemos dudas si vamos por la senda correcta o no, pero nos dejamos llevar y vamos bien. Llegamos al pueblo de Bourbeyre, no vemos marcas y Cedric pregunta a gente. No sé qué le dicen pero seguimos. Llegamos a un cruce y giramos a la derecha. Al cabo de un par de kilómetros un coche de la organización nos para y nos dice que es en la otra dirección. Pues para arriba (además cuesta arriba). Cuando llegamos de nuevo al cruce, acaban de pintar las flechas en la carretera (a buenas horas mangas verdes) y justo doscientos metros más arriba estaba el avituallamiento (km 16. Dos d’Ane). Seguimos en cabeza. En un kilómetro aproximadamente nos metemos en un río. Joder, pero es que no hay una puñetera senda y nos tienen que meter por el río, por dentro del río, así no se cuanto tiempo. Hay que sortear enormes piedras, agua, a veces hasta la cintura y por fin salimos a una senda. Comienza una dura subida hasta llegar al pico Nez Cassé y luego una técnica bajada hasta llegar al segundo avituallamiento de Beau Soleil. A partir de aquí comienza una durísima subida por una especie de canalillo de agua rodeado de vegetación con un desnivel fortísimo. Tanto que, a veces, hay que subir gateando y aun así resbalas muchas veces y otras veces la vegetación no te deja ver el suelo, que está lleno de agujeros y de agua. Por fin llegamos arriba y, a pesar de que hay algo de niebla y es de noche sigue haciendo calor. Luego comienza una bajada alucinante, de dejarte los pies, los dientes y la biblia en verso. Es muy difícil mantenerse en pie. Rocas, agua, barro, vegetación, con un fuerte desnivel. Aquí se me escapa Cedric. No me apetece jugármela, cuando todavía queda mucha carrera. Pero es que si creí haber pasado lo peor, pues no. Aun hay más. Ahora viene otra subida. Esto ya riza el rizo. Una senda, o algo parecido, en medio de la jungla atravesada de árboles, vegetación, barro, de tal manera que a menudo, tienes que retorcerte para poder pasar. Y digo retorcerte en el sentido más estricto de la palabra. Hay que hacer malabarismos para pasar. Y por fin llego arriba, pero ahora viene la bajada. Parecida a la subida. Es imposible correr, pero si casi lo es andar. Poco a poco se va haciendo más “asequible”. De pronto me parece algo más abajo la luz de un frontal. Coño igual es Cedric que no ha arriesgado y la cazo. Según me voy acercando veo ya el camelback en la espalda, pero cuando me acerco descubro que no es él, sino Nicholas, otro corredor. ¿De dónde coño aparece si yo he seguido siempre la ruta? Le pregunto a ver si está haciendo la misma carrera que yo y no me responde. Sigo a mi ritmo pues veo que baja muy despacio, pero me quedo mosca. Quizás se ha perdido (algo que puede ser normal en esta carrera) y ha salido aquí vete tu a saber por dónde. Paso el control de La Griveliere. Me dicen que Cedric me saca 20 minutos (en el de Grand Matuba me sacaba diez). Bueno, aun hay mucha carrera por delante.
A partir de aquí la senda es más llevadera (después de lo que había pasado, me parecía hasta una autopista, aun cuando esta senda era también bastante “retorcida”). Pero me vuelvo a encontrar, después de una subida dura por una carreterina, con otra subida demencial. Hay tramos con cuerdas, pero aún así, prácticamente tienes que escalar en la selva. Pienso: a este tío se le ha ido la pinza con este trazado. Paso el refugio de 3 Cretes y llego al Piton de Bouillante. Aquí me hago un lío. Hay una flecha clavada en el poste que indica el nombre de la carrera: Transkarukera, pero la flecha indica para el norte y los dos únicos caminos que hay, uno va al este y otro al oeste, así que para donde coño voy. Joder podían haber puesto la flecha mejor. Unos metros para un lado, otros para otro para ver la aguja del gps, pero es que no me aclaro. Al final miro el mapa que llevaba en el móvil y decididamente para el este. Menos mal. Una bajada continua por la selva me lleva hasta el control y avituallamiento del coll des Mamelles. En este punto te llevaban una bolsa con lo que quisieras meter en ella. También es el punto intermedio de la carrera (km 65) y punto de partida de la otra prueba (la Red Manmel). Aquí Thomas, el fotógrafo me dice que Cedric me lleva poco más de una hora. Bueno, yo estoy algo cansado, normal después de casi quince horas, si 14h 45’ en hacer estos 65km. Pero me encuentro todavía bien. De todos modos, aquí un médico decide hacerme algunas pruebas, ya sabéis, las típicas: te miran la tensión, te pinchan el dedo para ver no se qué (me imagino que acidosis o azúcar en sangre o…como tengo los niveles de testosterona, vaya usted a saber). El caso es que debe ver algo que no va muy bien y dice que me  ponga oxígeno. ¡¡¡eeeehhhh!!! Oye, eso es doping y está prohibido a no ser que te retires antes. Nada, nada a ponerte oxígeno. Pues vale, una forma de recuperar más rápido.
Un trozo de carretera y de nuevo a la jungla. A bajar y a subir de nuevo por estas enrevesadas sendas. A cruzar algún río de nuevo, seguir por estrechas canales,…En algunas bajadas hay que echar mano a los árboles para no ir de morros o de culo. Hay bajadas con mucho desnivel. Y de nuevo a otra carretera y una dura bajada por asfalto hasta Pointe Noire. Desde Les Mamelles hasta Pointe Noire hay unos 15 km. Cuando llego aquí me encuentro a Cedric, ya cambiado. Me dice que ha abandonado, que está cansado y no le gusta la carrera. Bueno, es normal estar cansado a estas alturas de la carrera, con un sol infernal y una humedad del copón. Me pregunta por mi reloj, pues no lo llevo. Le dije que se me agotó la batería y se lo di a Thomas, el fotógrafo por si se lo podía dar a Nary para que lo cargara y lo usara ella. El me dijo que también se le había acabado la batería. En ese momento llega otro corredor. Pero este es de otra carrera, de la de 88 km, que habían salido a las 8 de la mañana y llevan un color de dorsal diferente. Después de avituallarme bien (quizás en el mejor avituallamiento que he tenido: pasta con jamón, bebidas diferentes, buena comida,…) decido salir. Pregunto por dónde es y el otro corredor me dice que le siga, que conoce el camino. Bueno, te sigo si puedo, que tampoco está el horno para bollos. Le sigo por la carretera pero se me va. A unos cuatrocientos metros se gira a la derecha para comenzar una dura subida por otra carretera. En esa subida le cazo y vamos juntos. Son algo más de tres kilómetros de subida y de asfalto hasta llegar a otro pequeño avituallamiento. A partir de aquí se me empieza a ir. No me preocupa, está más fresco y es de otra carrera. Comienza una dura bajada, por senda y bosque hasta salir a otra carretera que, tras unos cuatro kilómetros, nos lleva de nuevo a otro pequeño avituallamiento. A partir de aquí empiezo a tener algunos problemas estomacales. Trato de beber sales y agua, pero me cuesta admitirlas. Empieza otra durísima subida por otra senda. Aunque es dura, la senda está bien, no es apenas técnica. Llegando al collado empieza otra jodida bajada, donde hay tramos que casi hay que bajar de culo del fuerte desnivel que tiene.  Sigo a mi ritmo por la jungla y en otra bajada llego a un río (uno más) donde hay un voluntario en una tienda de campaña. Me dice que sólo ha pasado un corredor y que soy el segundo en pasar. El primero es el de la otra carrera. Después de ir unos metros por el río, hay una subida durísima, no muy larga, pero con varios tramos de cuerda debido a la verticalidad que tiene. Luego se suaviza hasta salir a una pequeña y aislada carretera, que también hay que subir. En la cumbre de la carretera hay otro voluntario. Aquí hay un desvío para el bosque de nuevo. Y veo aparecer otra frontal. Supongo que será algún corredor de la de 88 o de la de 65km, pues estos últimos salieron a las 7 de la mañana y vendrán más frescos. Pues me equivoqué. Era de nuevo Nicholas. Joder, flipo en colores. Desde aquí hasta el control de Sofaia quedarían unos tres kilómetros, casi siempre picando hacia abajo y con mucho barro. La verdad es que voy fundido, el estómago está muy revuelto y no puedo comer y apenas beber, pero las sensaciones físicas no están tan mal (dentro de lo mal que podría estar). Llego a Sofaia, donde también nos llevaban otra bolsa en la que podíamos poner lo que quisiéramos, con la intención de descansar un poco más y recuperarme, para afrontar los últimos treinta kilómetros, que ya eran los más fáciles y asequibles, pues, exceptuando unas pequeñas subidas y bajadas al principio, el resto era todo llano.
Aquí el médico me vuelve a mirar, me vuelve a hacer las mismas pruebas que en Les Mamelles y me dice que tengo acidosis muscular o algo parecido, más calcio en la sangre y no sé que más. Hombre, después de 24 horas y cien kilómetros corriendo sin parar, con un calor del copón y una humedad de cojones, no voy a tener colonia en la sangre.  El caso es que según él, no puedo continuar porque tengo un grave riesgo de que me de un soponcio. Joder, he estado en situaciones peores, llego aunque sea andando y aún así estoy casi seguro que hago pódium. Pues no. No puedo salir. Me tumban en la camilla y a esperar. Después de un buen rato oigo llegar al segundo (eso creía) corredor de la larga, Dimitri, porque oigo como le dicen que yo estoy retirado en una camilla.
Más de tres horas en el avituallamiento y al final allí me quedé. Thomas, el fotógrafo, que estaba allí también se va a dormir al bungalow y me lleva.
Al día siguiente por la mañana, me comenta que Nary ha ganado la carrera de 65km y además es sexta en la general. Al menos una buena noticia. A eso de media mañana llega Nary al bungalow. Después de la ducha, la comida y relajarnos un poco nos vamos a la entrega de premios, que es a las 8 de la noche en Les Abymes, donde estaba la meta.
Se empiezan a dar los premios y cuando dan los de la carrera larga,…no puedo salir de mi asombro y me quedo alucinando en colores. Tercero: Nicholas (joder, si iba “primero” en Sofaia, pero bueno, nunca se sabe, pensé, igual le vino el hombre del mazo). Segundo: Dimitri (bueno, igual recuperó bien y le cazó; pero quién coños quedó entonces primero?). Primero: ¿¿¿…..Cedric. Tócate los cojones. No me lo puedo creer. Pero si estaba retirado en Pointe Noire. Y a mí nunca me pasó en ningún momento y os aseguro que desde Pointe Noire no me salí de la senda ni un metro en ningún momento (por la cuenta que me traía).
Se lo comento a Nary, y como esta chica tiene un cerebro hiperactivo (yo la llamo la científica loca) se puso a investigar. Lo primero que hizo fue mirar en la web los geolocalizadores de los tres primeros y el mío. Y ahí ya flipamos.  Mientras el mío era todo “normal”, en el resto había tramos de velocidades de casi 60km/h. Pero aún hay más. Según el geolocalizador, cuando yo llegué a Pointe Noire y Cedric estaba retirado (supuestamente hacía una hora o más, que era el tiempo que me llevaba doce kilómetros atrás en Les Mamelles), su geolocalizador seguía corriendo, es decir, no estaba, ni tenía señales de haberse parado en ningún momento. Pues más misterio, aunque nosotros ya empezábamos  a sacar nuestras propias conclusiones. Pero aún hay más. Al día siguiente Gerard nos invita a varios corredores a una cena-aperitivo en su casa. Nosotros llevamos el jamón y el chorizo que yo había llevado de León (y que fue todo un éxito). Allí Dimitri me dice que él pasó a Nicholas sobre el kilómetro 48, a la altura de Griveliere, en una bajada, pues según él, había tenido una caída y tenía que tomar antiinflamatorios. A ver si lo entiendo. Si Dimitri pasa a Nicholas en el km 48 y Nicholas me pasa a mí en el km 93 (más o menos) y Dimitri llega “segundo” a Sofaia (ya que Nicholas me había pasado a mí 2km antes pero no así Dimitri, ya que nunca le vi en carrera), pues yo le oí llegar, significa que Nicholas iba delante, pero según Dimitri (y como luego también dijo Nicholas)  le había pasado en el km 48. No entiendo nada, pero nada de nada.
La carrera tiene un presupuesto de 85.000€ (mucho dinero) donado por el gobierno francés para el desarrollo del deporte. Los máximos responsables de esa gestión son el organizador y el médico. En fin, que huele raro, pero allá cada uno. Yo he sacado mis propias conclusiones, pero tampoco tengo la certeza absoluta de que sea así, así que, de momento, me las reservo (que cada saque las suyas, a ver si coincidimos). Debo decir que, Gerard el organizador, me trató de maravilla y quiere que vuelva el próximo año. Lo primero que pensé fue: ni de coña tío, estás loco. Voy a venir aquí a dejarme la piel, a jugarme las piernas, la salud para ver este montaje???. Pero ahora igual me lo pienso porque tengo otra idea en la cabeza. Así que ya veremos.

Así, a modo de resumen, os puedo decir que, como decían Pablo y Nerea, esto no es una carrera, esto es una aventura. Y aunque al principio me costaba creerlo, ahora lo confirmo. Recuerdo cuando Nerea me decía que llevara mallas, guantes,…ahora entiendo por qué. Incluso así, acabé lleno de arañazos, magulladuras, picotazos por todo el cuerpo, cañas y hojas que te cortan los dedos, ramas que te golpean en todo el cuerpo, golpes de caídas, culazos, etc etc. y eso que no nos llovió mucho, que no me imagino todo eso con una lluvia torrencial como les pasó el año pasado (claro que igual también se agradece, porque yo suspiraba que lloviera para refrescar mi cuerpo).

18 jun 2015

CAINEJO VERSUS TRAVESERA

CAINEJO VERSUS TRAVESERA












Vaya dos carreras. Espectaculares. En el corazón de Picos. Las dos carreras más “salvajes” que conozco en España. Y digo lo de salvajes, no por la distancia, ni por los desniveles, sino por el recorrido y por como las enfocan las organizaciones. Y me explico.
Los recorridos de ambas son bastante técnicos, más los del Cainejo. Me gusta este tipo de carreras porque parte del recorrido transcurre por sendas muy expuestas, “peligrosas” y porque en algunos tramos ni tan siquiera hay una pequeña senda y es todo “a saco”. Y por como las enfocan las organizaciones: me gustan porque no tienen reparos ni remilgos a la hora de pasarlas por tramos difíciles, difíciles quiero decir que si resbalas, no te rompes una pierna o un brazo,… te matas, así de simple. Estoy hasta las narices de tanta “seguridad”, tanta norma, tanto reglamento y que si,…lo primero es la seguridad de los corredores. ¡Hombre!, qué quieres que te diga, si un corredor no es consciente de si puede o no puede pasar corriendo por un lugar complicado, que pase andando o que no pase. Y si ves que se aproxima una tormenta (sí,  cuando oyes unos sonidos muy grandes, eso se llaman tronidos y ves una luces que bajan muy deprisa, eso se llaman rayos) y no es capaz de pensar que pueden ser peligrosas y pararte y no seguir o dar la vuelta o refugiarte o afrontar el riesgo que ello supone.   Y si no es capaz de pensar por sí solo todo esto, pues que se dedique a la petanca o asuma las consecuencias y no cargue contra las organizaciones de si debieron o no debieron neutralizar la carrera. Lógicamente un accidente lo puede tener cualquiera, hasta con el bordillo de una acera.
El Cainejo tiene 52 km y un desnivel acumulado de 10.200 metros. Este año tuvimos buen tiempo, pero con mal tiempo puede ser la leche. Se sale de Caín (450m) hacia Caín de arriba y se pasa por las Boas hacia Hierbas Altas para enlazar con la canal de Trea. Esta senda tiene un par de pasos que es mejor no mirar para abajo. Técnicamente no es difícil. Es rompepiernas, pero mejor no despistarse en estos sitios. Se sube por Trea hasta la Vega de Ario, donde hay un refugio y un avituallamiento y desde aquí se baja a las majadas de Ostón. Esta bajada es muy, muy técnica con una senda que a veces no lo es tanto por lo que tienes que ir muy pendiente de las marcas y,..de los pies. No me la quiero imaginar mojada o con niebla. Desde Ostón se sigue bajando por la canal de Culiembro hasta llegar a la ruta del Cares para ir hacia Caín, donde  hay otro avituallamiento. Desde Caín se sube por el Travesedo hasta el Cueto Pardo y hacia el monte Tejera para enlazar con la canal de Mesones. Se sube esta canal hasta las majadas del mismo nombre, donde hay otro avituallamiento.  Nos dirigimos hacia el sureste hacia los Puertos de Cuba y la cerra de Carbanal (1950m). Este paso está con nieve, pero no ofrece mucha dificultad, sólo que está muy inclinado. Se comienza a bajar por la canal de Capozo. Yo, hasta aquí iba muy bien, buenas sensaciones y buena posición. Pero al comenzar a bajar Capozo me dio un latigazo los aductores y me tuve que parar. Seguí bajando Capozo pensando en recuperar, pero en cuanto volvía a forzar el ritmo me volvía a dar otro latigazo con un fuerte dolor en los aductores, así que “a ajo… y a agua…” y a bajar tranquilito. Esta canal es muy larga. Suele estar cerrada de vegetación por avellanos, pero en esta ocasión la tenían limpia. Cuando se suavizó la bajada, por el monte Corona y la Farfada, intenté forzar otra vez y otro castañazo, así que decidí para en cuanto llegara al mirador del Tombo en Cordiñanes, donde había otro avituallamiento. Aquí la gente me animó a seguir y lo intenté, pero a quinientos metros me volvió a dar otra sacudida y ahora si que decidí ir andando hasta Caín por el antiguo camino del Rebeco, ermita de Corona y salir a la carretera. En la carretera me estaba esperando Nary. Le dije que no podía correr y ella me animó a correr juntos. Me dijo que tenía que correr por el equipo (estaba apuntado al equipo de Valdeón y queríamos ganar por equipos), que no fuera egoísta y pensara más en el equipo. Claro, estoy como una rosa. Sino supiera lo que me quedaba todavía. Iba a ser un calvario seguir. Así llegamos a Castro (poco antes de Caín) y cogemos el camino antiguo del Pando y subimos por el Arnao hacia Moeño. Me acompaña Nary un rato. Ahora sé que no tengo escapatoria. Una vez empiezas a subir, ya no hay vuelta atrás. No quiero ni pensar lo que me queda. Conozco esto bastante bien y voy hecho una mierda. No puedo forzar, aunque subiendo voy algo más cómodo. Así llego a las majadas de Moeño, donde hay otro avituallamiento. Pero queda lo peor. La subida hasta Cabezas Altas (1910m). Por aquí ya no hay senda. Es todo salvaje y con mucho más desnivel. Voy pensando sólo en acabar dignamente (algo que ya sé que no va a ser posible). El paso de Cabeza Alta a Dobresengros es expuesto y complicado. Mucho desnivel de bajada por un terreno de hierba y piedra suelta que si resbalas,…te la pegas y gorda. Tiene una parte con nieve y aunque habían puesto una cuerda, en la parte alta no había así que mejor no caer.
Ahora comienza la bajada de Dobresengros. Esta parte la marcó Julio, del albergue la Ardilla Real de Santa Marina. Le pregunté por dónde había marcado la bajada de la canal y me dijo que por el medio, es decir, ni por la senda ni por el pedrero, así que la decisión para mí fue fácil y un alivio: al pedrero. Es una delicia bajar por estas piedras. Así hasta el Canalón. Luego se sigue bajando Dobresengros hacia el Puente Grande, pero no se va por la ruta del Cares, sino por una nueva senda que hay que subir y que, con el cansancio acumulado, es una agonía y además tiene un tramo aéreo, que aunque tiene su anchura (sobre un metro) si caes, ya puedes sacar las alas. Y de aquí a Caín son cinco minutos. Llegué a Caín en nueves horas y media, destrozado, pero en un increíble décimo puesto. Recupero un poco, me hidrato,  hablo con la gente,…vamos como de costumbre y decido ir al masajista a que me vea las piernas, pero antes voy al río a refrescar las piernas. Me meto en el río y,….tachán, tachán!!!!!!!!! En mi vida me había dado nada igual. Mis piernas se ponen rígidas totalmente. Un dolor insoportable. No me puedo mover. Hasta tal punto que no puedo salir del agua y tiene que venir una pareja que estaba allí a sacarme en volandas. Me llevan a la camilla del fisio (gracias majo) y me intenta aliviar, pero a la mínima tensión veo las estrellas. Al final termino en el hospital de campaña. Me hacen las típicas pruebas de azúcar, tensión,…y me ponen una bolsa de suero y,…luego otra. No sé, dicen que deshidratación. No lo sé, yo creo que me hidraté bien. Vaya usted a saber. El caso es que después de las dos bolsas de suero en vena y más de una hora allí metido conseguí salir por mi propio pie.
En algún momento llegué a pensar: “…a la mierda las carreras, ya he hecho lo que tenía que hacer, he corrido en todo el mundo y no tengo que demostrar nada. A partir de ahora a correr disfrutando…” Y de la Travesera a los quinces días, ni en sueños me vais a ver a mí allí.
Pues sí, como la mayoría ya habréis adivinado y deducido a los quince días estaba en la salida de la Travesera. Eso sí, me había mentalizado de hacer un entrenamiento largo de cara a la próxima carrera que tengo en la isla Guadalupe y no forzar en absoluto, especialmente bajando. Simplemente entrenar. Además no había recuperado en condiciones del Cainejo. Y así salí. La salida del Repelao (155m)  en Covadonga a las doce de la noche hasta la Vega de Enol son unos nueve kilómetros de subida, pero este año con barro, mucho barro. Así que calma. Seguimos hacia Vegarredonda para enfilar la subida la Jou Santo (2113m). Empiezan a aparecer las primeras nieves. La nieve está dura y empiezan a aparecer los pasos delicados por culpa de esta nieve. Al principio no son muy complicados, pero cuidadín. Además hace frío, mucho frío. Creo que la sensación térmica sería de 5 o 6 grados bajo cero. Las manos las tengo heladas a pesar de llevar buenos guantes. Me encuentro con gente agarrotada por el frío. Empezamos a bajar por el Boquete, con mucha nieve, hacia la canal de Mesones. Esta canal, en la parte alta, es muy técnica, con desnivel y,…se baja de noche. A pesar de bajar despacio tuve una caída que me provocó un par de heridas y unos moratones. Así que a ralentizar más el ritmo. Llego a Caín (450m) donde hay un avituallamiento (aquí abandonaron casi 50 corredores). Me lo tomo con calma. Casi nunca paro en los avituallamientos, pero en esta ocasión no tenía prisa y paré a comer y a beber algo más. Aquí hay también control de material. Por primera vez hacen un control de material. Me parece bien si así lo exigen, aunque como algunos saben yo no soy partidario de exigir material obligatorio, la palabra “obligar” nunca me ha gustado y prefiero “aconsejar” material y cada uno haga lo que quiera. Empezamos a subir Dobresengros por el sedo Mabro. Todavía es de noche. Tuve que cambiar de frontal. Llego al Canalón y un rato después empieza a clarear y a amanecer. Un alivio. Hoy no disfrutaba por la noche. Pero llegando al Jou Grande empieza de nuevo la nieve y el frío. Otra vez heladas las manos. Ahora pienso que si esto sigue así, no quiero volver a pasar por esto en la Collada Bonita o en Valdominguero, así que por primera vez pienso en dejarlo, pero no sé todavía dónde.  La subida hacia la Horcada de Caín (2344m) está con nieve dura. Por esta cara no tiene mucho peligro, pero la bajada por la cara norte está jodida. La nieve está muy mal para bajar. Tienes que hacerlo con cuidado y andando. Intentas correr en algún momento pero es arriesgar los pies y en una de esas doblé un bastón. Llego al refugio de Urriellu, otro avituallamiento. Sigo en mi línea, parar, comer, beber con tranquilidad. Me dicen que debo estar todavía entre los veinte primeros. Me es igual. Empiezo a subir la canal de la Celada. Y después empieza, lo que yo creo el paso más complicado, y es la subida a la collada Bonita(2382m). La nieve, como dije, está muy dura. La huella no es muy buena, y aquí, si resbalas, el golpe sí que es cojonudo. Ciertamente es un riesgo, pero por eso es Picos y es alta montaña. Tienen una cuerda al final, pero es igual, como te caigas antes de llegar a ella,…sssshhhhhh ostiazo gordo, muy gordo. Pero es que bajar de la Collada Bonita tampoco fue fácil. Aquí muchos utilizaron crampones (obligatorios, aunque me gustaría saber si todo el mundo sabe utilizarlos). El principio de la bajada es muy inclinado. Yo bajé por la parte rocosa y a media bajada crucé la nieve hacia la otra parte de piedras. Y se empieza a bajar la canal de Moñetas, con mucha nieve, e insisto, muy dura y bastante técnica hasta las Vegas de Sotres (1067m). Otro avituallamiento y a repetir lo mismo que en los anteriores. Pero ahora me encuentro con buenas sensaciones. A la salida del avituallamiento hay otro control de material (creo que han descalificado a varios corredores por no llevarlo). Pero queda la subida más cabrona. No porque sea la más larga o dura, sino porque llevas muchos kilómetros, muchas horas y subir más de mil metros de desnivel en cuatro kilómetros es doloroso, física y mentalmente. Pero como dije, me encuentro bien, quizás porque no he forzado antes. Y subo “alegre”. Paso a varios corredores. El tramo final antes de llegar a la collada de Valdominguero (2140m) está con mucha nieve. Pero aquí la organización ha hecho unos muy buenos escalones en la nieve, por lo que se sube con “comodidad”. La bajada, también con nieve en varios tramos, no es muy técnica y me permite correr. Pasamos por el Casetón de Andara para coger la pista que nos lleva al Jito de Escarandi, con el último avituallamiento. Desde aquí a meta son quince kilómetros, con un primer tramo rompepiernas. Sigo pasando a algún corredor más y llego a la calzada del Caoru, una senda romana con muchas piedras y con una bajada complicada porque suelen resbalar mucho. Sigo rodando cómodo y llego a Arenas de Cabrales (140m) en 14 horas y nueve minutos y en top ten. No me lo puedo creer. Acabé con muy buenas sensaciones, sin ningún tipo de carga muscular y con una buena dosis de motivación para la próxima carrera (hasta que me de otro jamacuco).

Así que he hecho dos carreras espectaculares. Ojalá no cambien de filosofía. Si alguien me pregunta por cual me decidiría, no sería fácil. El Cainejo es más “salvaje”, más agreste y me encanta ese tipo de recorridos. Eso quizás le da un punto más a favor. Aunque este año La Travesera fue dura por las condiciones que se dieron.  Pero son dos organizaciones geniales. 

3 jun 2015

corriendo-turismo por Francia,...


DESDE PARIS,…CON,…

Viernes 15 de mayo.

Volamos desde Avilés hasta París (CDG). La verdad es que puedes volar por menos de 100€. En París tenemos una amiga, Emma, que nos cede su apartamento, muy cerca de la Bastilla, para dormir.

Sábado 16

Al día siguiente tenemos que coger un tren que nos lleva a Quimper (Bretaña francesa), que es donde vive la madre de Nary. Son casi cinco horas de viaje y tenemos que hacer un trasbordo en bus de casi dos horas (sólo a la ida, a la vuelta es directo). Lo curioso es que sale más caro el billete de autobús que el de avión. Llegamos sobre las tres de la tarde. Aunque no conocemos la ciudad salimos a entrenar un poco buscando algo de bosque y a lo largo del río Odet conseguimos llegar a un bosque con sendas muy bien marcadas.

También hemos hecho un poco de turismo por Quimper. Me parece una pequeña ciudad muy bien cuidada, bonita y con unos dulces que están buenísimos.

DOMINGO 17

Hoy salimos a dar un paseo familiar por la ciudad. Hemos visto a mucha gente andando, andando a paso ligero y a alguno corriendo. También hemos visto marcas a lo largo de la ciudad y por un pequeño paseo fluvial. Al final nos encontramos con una especie de avituallamiento y nos comentaron que estaban haciendo una marcha. Se veía a mucha gente mayor y me resultó curioso e interesante.

Después vino la hermana francesa de Nary y su sobrino a buscarnos y nos fuimos a la playa, a Benodet. Nos dimos una buena comilona. 

Pero como queremos salir a correr todos los días, hoy no sabíamos cómo hacerlo. Así que al final decidimos volver a Quimper corriendo y no en coche. Hay unos 21 kilómetros y aunque no conocemos la carretera nos aventuraremos a ver que sale. Al principio seguíamos las señales, pero al mismo tiempo también queríamos evitar el asfalto. Al poco tiempo vimos una señal que ponía “ruta para bicicletas a Quimper” y la seguimos. Otras veces intuíamos que era mejor seguir algún camino paralelo. Y otras veces tuvimos que preguntar a algún vecino de alguna casa cuál era el camino para Quimper. Pero llegamos en dos horas.

Esta noche Marie Françoise, la madre de Nary nos preparó unas ostras y un centollo. El marisco en esta zona no está tan caro.

LUNES 18

Esta mañana fuimos a entrenar por el parque que hay siguiendo el río Estera (o algo así), que es donde vimos el avituallamiento el domingo pasado. Es un bonito parque con sendas también muy bien marcadas que te llevan a un bosque, también con sendas bien marcadas. Lo cierto, es que da gusto correr por ciudades con lugares tan bien cuidados y con tantas sendas que te salen prácticamente de la misma ciudad (a ver si aprendemos; por algo es Francia el país del mundo con más turismo, y no precisamente de playa).

MARTES 19

Cómo ayer hicimos un recorrido, hoy fuimos a hacer otro distinto, saliendo también por el mismo parque de ayer. El peligro que tengo yo aquí es que después, o antes, de entrenar, si pasamos por alguna panadería-pastelería, el dulce me pierde. ¡Qué bueno está todo!

A media mañana cogemos el tren de vuelta a París. Volvemos al apartamento de nuestra amiga Emma. Por la tarde salimos a correr otra vez. Hemos descubierto una ruta verde desde La Bastilla (a tres minutos de casa) hasta Le Bois de Vincennes y el lago Daumesnil. Está a unos cuatro o cinco kilómetros y  está muy bien para entrenar y luego en el bosque puedes dar vueltas cortas, largas,…


Después fuimos a visitar a un hermano de Nary al barrio de Chinatown y nos quedamos a cenar por allí.

MIERCOLES 20

Hoy tocaba la visita clásica turística por París. Pero queríamos hacerlo de alguna manera más original y acorde a nuestros gustos, así que decidimos recorrer el París turístico corriendo, no en plan competición ni entrenamiento “oficial”, pero si corriendo a nuestra bola, parando a hacer fotos, seguir corriendo, hacer un poco “el gamba”, vamos, lo típico pero con mallas y zapatillas.

Y este fue el itinerario: salimos de La Bastilla, cruzamos el Puente de Austerlitz

 y corrimos por la orilla izquierda del Sena.


 Por aquí hay bastante gente corriendo pues está muy adecuado para corredores y bicicletas. Es más, en una zona del paseo, había dibujada en el suelo un pista de las de atletismo (de 100 m) con cuatro calles. Llegamos al puente (no recuerdo el nombre) ese que está lleno de candados (no dejamos ninguno, eh)

 y seguimos corriendo hasta llegar a la catedral de Notre Dame. A partir de aquí el día se nubló y empezó a llover. Como la lluvia arreciaba nos refugiamos en una de las entradas del metro. Cuando suavizó continuamos corriendo y llegamos a la Tour Eiffel.

 Después de las típicas tópicas fotos haciendo el gamba,


 cruzamos el puente del río Sena hacia la otra orilla para dirigirnos al Arco de Triunfo. A lo largo del Sena se corre muy bien. Cuando cruzamos el puente hay algún semáforo pero se puede correr prácticamente sin parar. Así llegamos al Arco de Triunfo.

 Desde aquí bajamos por los Campos Elíseos y llegamos al Obelisco.


 Las aceras son lo suficientemente anchas para poder correr sin problemas de atasco o de gente. Del Obelisco fuimos a las Tulerías. 


La verdad es que está al lado. Este parque está frecuentado por bastante gente. Tiene otro Arco y justo detrás está el Museo del Louvre. Fotita con la pirámide que hay.

 Desde aquí volvimos a cruzar el Sena para ir al barrio de Saint Michel, 

donde solía ir Nary a comprar/intercambiar libros y a comer. Y aquí nos quedamos a comer. Es una zona muy buena para comer, ya que, estando en el centro de París es bastante asequible comparado con los precios que suele haber en esta ciudad.

Una vez comidos decidimos regresar andando. Hay que reposar la comida tranquilamente. No recuerdo exactamente cuánto tiempo nos llevó todo esto, pero creo que no más de tres horas, incluidas todas las paradas para fotos, lluvia y otros menesteres,…

Por la tarde cogimos un tren para dirigirnos a Roissy-en-Brie, una pequeña ciudad a las afueras de París para visitar a una amiga de Nary y que yo conocí también en Camboya y porque aquí vivió Nary su infancia y estudió en el instituto. Y allí nos quedamos a dormir.

JUEVES 21

Después de un buen desayuno (Baya, la amiga de Nary trabaja de cocinera y eso se nota), salimos a entrenar. No muy lejos hay un inmenso bosque con muchos caminos y sendas y por allí “nos perdimos” casi tres horas.

 Una buena comida de couscous y de vuelta a París, pues habíamos quedado con otra amiga. Nos reunimos con ella y nos fuimos a su casa a Versalles. Cena otra vez a base de couscous y al día siguiente regreso a casa.

CONCLUSIONES

Nunca me había planteado hacer un viaje de este tipo. Ni en mis peores sueños. Yo, que siempre he sido un adicto a la montaña, a la aventura, si alguien me dice hace un año que iba a hacer un viaje de este tipo, le hubiera fulminado con la mirada. Pero la vida da muchas vueltas y nunca puedes decir de esta agua no beberé. Y la verdad es que no me aburrí, ni lo pasé mal, todo lo contrario, disfruté muchísimo y me divertí bastante, pero ojo, no es Picos, ni los Andes o el Himalaya. Marquemos las distancias. Si hay que elegir, lo tendría clarísimo. Pero una cosa no quita a la otra y hacer viajes de este tipo me ayuda a ver y comprender que hay más vida que las montañas.

Otro aspecto que me ha llamado la atención es lo bien organizado, marcado y cuidado que tienen todo, y no sólo París, sino las pequeñas poblaciones que visité. Todo para mejorar la calidad de la gente, muchas vías para bicis, todos los bosques con sendas y caminos muy bien marcados y señalizados, todo prácticamente limpio, etc etc. Así, no es de extrañar que Francia sea el primer país del mundo con visitas turísticas y, no precisamente, viven del turismo de playa. Así que, en vez de criticar tanto a los gabachos, eso que tanto nos gusta, deberíamos aprender bastante más de ellos, ya que nos queda mucho por aprender.

11 may 2015

PENEDA GERES TRAIL ADVENTURE

PORTUGAL 26 ABRIL A 3 MAYO

El sábado 25 de abril, después de comer, nos fuimos de viaje a Portugal. Nuestro destino era participar en una Ultra de ocho días y 280 km en el parque nacional de Peneda-Geres. Yo correría los cuatro primeros días sólo y los cuatro siguientes en pareja con Nary.
Lo cierto es que antes de ir Nary me comentaba alguna vez que quería hacer la de ocho días, pero para ser su primera ultra de montaña me parecía excesivo. Así que finalmente sólo la apunté a la de cuatro etapas (130 km) (menos mal!!!).
Nos llevó algo más de cinco horas llegar a Arcos de Valdevez, que es donde empezaba la carrera, la primera etapa y, a la vez, era principio también de la segunda, por lo que nos quedamos dos noches en un “hotel” digno de una película de Hitchcok. Tanto el hotel como sus “trabajadores” daban cierto “reparo”, pero lo cierto es que eso es sólo la primera impresión, luego nos trataron bien, pero el hotel tenía más de 200 años. Aquí sólo dormíamos, el desayuno era en otro hotel enfrente.

La primera etapa salía del centro de la ciudad. Eran unos 46 km. Amaneció lloviendo (al igual que la noche). Así que a mojarse. El recorrido fue precioso, de esos que te juegas los pies y que tienes que tener un buen baile de pies para no dejarte los tobillos o las narices a la mínima. Un terreno sinuoso, con muchas piedras, barro y agua, mucha agua que, a veces, parecían auténticos arroyos. Si a eso le añadimos que había bajadas que parecían calzadas romanas, con agua encima, pues imaginaros que panorama. Pero yo me encontré bien y fui en cabeza casi desde el principio. Sólo faltando cinco kilómetros y ya en el llano, me tuve que parar debido a unos calambres y me pasaron los Christophe (equipo francés) y el portugués. Pero disfruté.
ETAPA 2

En la segunda etapa teníamos que ir en autobús unos cuarenta minutos hasta la salida. La etapa era de unos 42 km. El autobús se retrasó y como nosotros, al igual que Santi, Samu y sus señoras, habíamos ido en coche, decidimos ir en coche hasta la salida. Pero no sé que coño pasó que Nary y yo no nos dimos cuenta de la salida del autobús y no pudimos seguirle. Volvimos al hotel para preguntar donde era la salida, nos lo dicen, pero no encontramos ni una señal de indicación para llegar. Vuelta al hotel a preguntar. Finalmente esperamos a que una persona de la organización venga a guiarnos. Cuando llego a la salida, ésta ya se había dado. Habían salido diez minutos antes de que yo llegara. En cierto modo me era igual, pues yo no puntuaba para la general, pero me gusta estar en el “ajo”, si puedo. Así que salgo no muy motivado pero al menos haré un entrenamiento. El recorrido era muy parecido al de ayer, algo que a mi me gusta y creo que me favorece. Y si a esto le añadimos que debo estar en estado de gracia o que hay mucho “gay” corriendo, me encuentro con la sorpresa de que vas pasando corredores,…hasta que paso,…a todos y me pongo en cabeza. Coño, para ser un abuelo “me llena de orgullo y satisfacción”, en fin que me encontraba bien. Los últimos kilómetros fueron un diluvio. La meta era en Melgaço, en lo alto del castillo. Y ahí llegué en poco más cuatro horas.

ETAPA 3
Hoy también nos trasladan en autobús hasta la salida, pero esta vez ya estamos atentos. Hoy nos llevan a hacer un poco de turismo, primero a un museo etnográfico, una perrera y luego a tomar un pincho en un restaurante. Así da gusto. La etapa de hoy es más corta, de unos 33 km y la salida más tarde, a las 11. Al principio no llueve. Pero de vez en cuando cae algún golpe de agua. Y aprovechando la racha, empiezo a correr con ganas y me quedo sólo. La etapa no es tan técnica como las otras, pero eso no quita que tenga algún tramo bastante “delicado” con piedras, agua y algún pincho que otro. Digo esto porque en la bajada al segundo avituallamiento “besé” el suelo y aparte de levantarme la piel de la mano, todavía, a día de hoy, me estoy sacando pinchos de la mano y de la pierna. Pero eso no me impidió seguir a buen ritmo, eso sí, con los Obaya y el portugués pisándome los talones. Y vuelvo a llegar sólo a meta. Otro lugar precioso: El santuario de Peneda. Y no llueve (por poco tiempo).

Nary había salido a entrenar y me esperaba en otro lugar. Cuando “no estamos de acuerdo en algo” me dice que si he estudiado en la Universidad de Ponferrada. ¿Sabéis por qué lo dice? Bueno, voy a omitir nombres, pero es que da la casualidad que a alguna persona que conoció de Ponferrada no destacaba por su educación y maneras. Pero también es mala suerte que a las primeras personas que ha conocido sean esas, porque yo sí que conozco a mucha gente justamente todo lo contrario.  Ya las conocerá. También es cierto que lo dice con sentido del humor y sin mala intención a ver si alguien se va a mosquear por ello.
ETAPA 4
La etapa de hoy es de unos 32 km. Y tampoco llueve, de momento. Salimos a las 9 del santuario. Es una etapa parecida a la de ayer, pero más corredera, algo que a mí me mata, sobretodo el asfalto, pero es lo que hay. Hoy el chileno Moisés, del equipo North Face, ha debido desayunar guindillas, porque ha salido como un tiro. Luego el portugués y detrás yo con Iván el zaragozano. Pero hoy hemos tenido problemas con el marcaje. Creo que me perdí tres veces, cuando tenía al portugués a tiro. Eso te cabrea. Pero en una pared veo un montón de marcas. Eso quiere decir que algún cabrón malnacido se ha dedicado a quitar las marcas y tocar los cojones (como cantaban los Ilegales: “en todas partes hay gente idiota”). En fin, seguimos y veo al portugués muy cerca pero ya estamos llegando a meta. El sitio es otra maravilla. Lo alto de un castillo entre hórreos en Lindoso. Además a Nary y a mí nos alojan en una casa justamente al lado mismo de los hórreos y del castillo. Toda una delicia para la vista. Pero siempre hay algo que se tuerce, aunque a veces no mucho, como esta vez, pero sí un poco. Nary me propone salir a entrenar por la tarde. Después de cuatro etapas a tope, mis piernas quieren relax. Pero querer es sufrir, así que haciendo un poco de meditación profunda me vuelvo a poner la ropa y salimos a correr por los alrededores. La verdad es que estuvo bien, aunque en el llano yo iba sufriendo un poco, cuesta abajo o cuesta arriba disfrutaba algo más. A ella le falta control. Está acostumbrada a ritmos de asfalto. Y lo mismo va a un ritmo alto (y cuando digo alto es que es bastante alto), como al poco tiempo se para en cuanto empieza una subida, y eso a mí me descontrola. Hay que controlar un poco más eso. Ahorra energía en el llano y mantén un ritmo suave (o más fuerte, si puedes) en la subida, pero no me pares tanto. Será cuestión de tiempo y paciencia.

ETAPA 5
Hoy nos trasladamos a Geres donde se desarrollarán las otras cuatro etapas. Además es también el inicio de la competición para los que se habían apuntado a la de cuatro etapas, como era el caso de Nary y mío. Está lloviendo mucho y no tiene pinta de parar. La etapa es nocturna y de unos 17 km. Se sale a las 9 de la noche y sigue lloviendo. Al principio es por asfalto (unos 5 km) y se sale muy rápido (alguno hizo el kilómetro por debajo de 3 minutos). Me cuesta bastante seguir el ritmo, vengo cansado de las otras etapas, pero aguanto.  Y cuando empieza la subida de los 3.000 escalones ahí es cuando Nary ya no corre y me puedo relajar. Creo que al final fueron sólo 13 km y tardamos una hora 35 minutos. Pero Nary ya empezó a saber un poco lo que se siente cuando corres por subidas y bajadas, especialmente en los cuádriceps. Una buena ducha, cena y a recuperar para mañana.

ETAPA 6
Hoy vuelve a tocar traslado en autobús. Sigue lloviendo y la salida se adelanta unos veinte minutos. No para de llover. La etapa tiene tramos técnicos y hay que cruzar varios ríos, algunos se han convertido en peligrosos debido al aumento del nivel del agua y hay que ayudarse unos a otros para pasar.


 En otros han puesto cuerdas de seguridad. En Portugal un trail no es trail si no cruzas al menos un río. Pero el recorrido es precioso, pasando por sendas al lado de enormes cascadas, pueblos recónditos,… Tardamos en hacer la etapa sobre unas 5 horas y diez minutos. Al final, el speaker nos hace una entrevista y ella, con el desparpajo que tiene le dice que ya nos veremos en meta mañana otra vez. Y hoy Nary sí que sabe lo que es subir y bajar y acabar con los cuádriceps y las rodillas hechos polvo. Así que hoy hay que darle un masaje de descarga para dejarla lista para mañana, que es la etapa reina. Y no ha parado de llover. Le traigo la cena, pues tenemos pasta party en una carpa a tres minutos del hotel pero como está agotada (y yo soy un caballero, a pesar de lo que muchos piensen) me toca llevarle la cena.
ETAPA 7
Os lo digo?, pues sí, sigue lloviendo, y mucho. La salida es a las 7 de la mañana, pues son 65 km con 4.500 metros de desnivel positivo, así que se prevé una etapa muy dura y si a eso le añadimos lo mucho que llueve pues no sé cómo acabaremos. Nary siente los efectos de la etapa de ayer. Lo pasa muy mal cuando baja cuestas, pero cuando subimos o llaneamos vamos a mejor ritmo, en las bajadas prácticamente andamos, lo que provoca “atascos de tráfico” en los que, además, es muy difícil adelantar, debido al terreno o a que te encuentras un enorme rebaño de cabras en el camino.


 Pero se lo toma con humor y eso es bueno para ella, a mí no me hace tanta gracia pues ese ritmo tan lento, con el agua que cae, la niebla, el viento,…me está dejando helado, tanto que si seguimos así mucho tiempo me planteo el dejarlo. Pero la veo como si no fuera sufriendo y diciéndome cada poco: I love you, babe, que así no puedo parar. No sé las veces que me lo decía, muchas y eso me reconforta. Y por si fuera poco, le viene alguna idea a la cabeza que te deja entre sorprendido y contento y me hace soltar una carcajada: Hey babe, we don’t get stressed, we’re in honeymoon and we’ve to keep a nice memory of this race. Joder, no me lo puedo creer. Yo sufro más que ella. Ella sufre porque sus piernas no dan más de sí, pero aun así se lo toma con humor. Yo no había competido nunca tan despacio, casi nos adelantan hasta los caracoles y si ella sufría de las piernas yo sufría del corazón. Cada vez que veía una bajada técnica, con piedras, agua, barro, la sangre me hervía. Podía bajar como un tiro por ahí abajo. Pero en el fondo también estaba contento. Porque no quiero imaginar cómo hubiera reaccionado otra persona en la misma situación. El recorrido es durísimo, hay tanta agua que hubiera sido mejor haber ido en kayak. Agua por todos los sitios, no sé cuántos ríos cruzamos. Tramos técnicos y expuestos, sobre todo por culpa de la persistente agua. Total, que llegamos al avituallamiento en el kilómetro 27 y nos dicen que han acortado la prueba. No se sube al pico más alto debido a la niebla y el mal tiempo. Menos mal. Creo que esa fue la expresión del 99,9 % de los corredores. Así que ahora sólo quedan unos 20 kilómetros para meta, pero todavía con una subida durísima. Le daba igual. Ella repetía que estábamos en luna de miel y se lo tomaba con filosofía, a pesar del dolor de las piernas. Yo tenía que buscar la motivación para ir a su ritmo. Qué duro se hace “acomodarte” a un ritmo tan lento (es que íbamos casi andando). Mucha parte de esa motivación me la daba ella. Ese positivismo que emana. No sé cómo hubiera reaccionado si hubiera ido con otra persona. Al final, después de 9 horas y media llegamos a meta, destrozados pero muy contentos. Y allí estaba el speaker para entrevistarnos.

 Y allí le dice que estamos de luna de miel (es coña, eh, aunque alguno se lo tomara en serio). Es increíble. También nos estaban esperando, como los días anteriores, nuestros amigos Roberto y Pilar de Vigo. Roberto ya se imaginaba lo mal que yo debería pasarlo corriendo a ese ritmo. Y Rui, el organizador con Carlos Sá de la carrera, me decía al respecto, sonriendo: “eso es amor”. Algo de eso debe ser, porque nunca me había imaginado hacer una carrera así, a mí, que no me gusta que me adelante ni mi propia sombra. Los cuatro primeros días iba en cabeza y los cuatro siguientes ni sé,…ni me importa. Lo que importa es que, a pesar de todo, lo pasé bien, muy bien.
Nary acabó con las piernas como las de Rambo: “…no siento las pierrrnasss…” Más masaje,  compex, aunque mañana lo va a pasar mal, a pesar de ser la etapa más corta.
Sólo una cosa más,…por fin dejó de llover, pero no echéis las campanas al vuelo,…
ETAPA 8
Ultima etapa. 15 kilómetros. 1200 metros de desnivel positivo. Salida a las 9 de la mañana. Y,…aleluya,…amanece lloviendo más fuerte todavía. Esto parece ya un diluvio.

 Pero esta chica es increíble. No sé lo que le pasará por dentro de la cabeza, pero sea lo que sea, se lo toma con humor. Aún seguimos de “luna de miel”. Pero sus piernas no dan más de sí, especialmente en las bajadas. Baja pisando huevos. Es normal. Los caminos parecen ríos. Es increíble la cantidad de agua que hay. Yo, al igual que ayer, temo quedarme frío, a pesar de llevar dos camisetas térmicas y chubasquero. Y, efectivamente, en las partes altas empiezo a sentir algo de frío. En el avituallamiento nos dicen que sólo nos quedan 7 km para llegar. Pero yo creo que se equivocaron y había alguno más. Eso, en otras carreras, me hubiera importado un comino, pero hoy no me hizo tanta gracia. Así que, trata de calmarte y sigue disfrutando de la compañía. Llegamos a meta cogidos de la mano (sin saber las consecuencias que esto traería) después de más de tres horas!!!


 Pero lo conseguimos y en ese momento me sentí igual o mejor que cuando he ganado otras carreras. Y allí estaban Roberto, Pilar y, como no, el speaker preparado para la entrevista.
Una buena ducha, una buena comida y de vuelta para León.
CONCLUSION
Participé en esta carrera el año pasado, aunque en la edición anterior sólo fueron tres etapas. Me quedé gratamente sorprendido por el recorrido. Este año, en un principio,  no tenía intención de participar, pero una serie de acontecimientos cambiaron mis planes. Conocí a Nary y nos apuntamos en la categoría de parejas en la prueba de cuatro etapas. Pero Carlos Sá me dijo que si quería correr la de ocho. Yo le dije que estaba en la de cuatro y me comentó que podía acompañar a Oscar Pérez los otros cuatros días, y así fue como me convenció. El problema vino después, pues Oscar se lesionó el tobillo y no pudo venir. Así que me quedé sólo. No me arrepiento, en absoluto.
He hecho muchas carreras por etapas en todos los continentes y en todos los formatos y con muchas organizaciones distintas. En general, no me han tratado mal y han estado bastante bien casi todas. Pero Carlos Sá se lleva la palma. Tiene, para mí, la mejor carrera por etapas del mundo. Y me remito a los hechos. Si comprobáis el precio de las inscripciones en la mayoría de estas carreras, comprobaréis que es casi imposible encontrar alguna con un precio inferior a los 1.500 euros, sólo la inscripción. Aparte de eso, tienes que pagar el billete de avión y llevarte tú toda tu comida durante seis días, durmiendo en el suelo, en una tienda durante todos esos días a cambio de una camiseta, una medalla y un trofeo (si quedas entre los tres primeros). La Peneda-Geres Trail en Portugal son ocho días corriendo, todo incluido (absolutamente todo). Se duerme en buenos hoteles cada día, tres comidas diarias (y ya sabéis lo bien que se come en Portugal), visitas turísticas algunos días, traslados durante las etapas, recorridos espectaculares donde se mezcla naturaleza, cultura, pueblos recónditos y preciosos, buen regalo de finisher…y todo ello por 750 euros; como dice el anuncio: “busca, compara y si encuentras algo mejor,…”
Eso sí, el próximo año a ver si nos acompaña algún día el sol…
Todavía no lo he comprobado, pero creo que el próximo año habrá tres formatos distintos: 8 días, 5 días y 3 días, individual o en pareja, a elegir el que mejor te convenga.



P.D.: Algún “cabroncete” se dedicó a hacer fotos tipo paparazzi y las ha colgado en FB comentando que quedamos primeros en la categoría de “corazones”.

25 mar 2015

BALADA TRISTE DE SRI LANKA

Prometí en mi última entrada que la próxima sería más romántica. Pero la vida da muchas vueltas y te encuentras con situaciones inesperadas. Esta ha sido una de ellas. La más personal que haya escrito, intentando mantener la serenidad que en estos momentos se pueda mantener.

La primera semana de marzo ingresan a mi madre en el hospital. Ya había estado otras dos veces ingresada este año. En febrero tenía un viaje a Canarias y tuve que suspenderlo por este motivo. Esta vez, según los médicos, era más suave. Me quedé a dormir en el hospital el lunes 2 y el martes 3. Según el médico el viernes le darían el alta, a lo sumo el lunes, así que mi hermana me dice que me vaya, sin problemas, y ella se quedaría las dos noches siguientes. Tengo un viaje el miércoles día 4 de marzo a Sri Lanka.

JUEVES 5:
El avión llega a Colombo a las 2:25am. Allí coincido con Kennet, un corredor de las Islas Caiman. Cogemos un taxi (13$) que nos lleva al Hotel J en Negombo (20’) que es donde se aloja la organización y los corredores. Yo me reuno con Nary. Hacía cinco días que no la veía y es que aún estamos en la etapa “idiota”.
Las comunicaciones aquí son pésimas. Por la mañana me voy a dar una vuelta y a correr un poco por las afueras. Hace mucho calor y mucha humedad. Me presentan a Pavel, el ruso-inglés que es el director de carrera y con el que tengo que colaborar para marcar la carrera. Habla varios idiomas, entre ellos el español, así que no tendré problemas de comunicación.
VIERNES 6:
Hoy es el día en que los corredores tienen que pasar la revisión de material y presentar el certificado médico. En total 52 corredores. Yo no tengo nada que hacer (soy marcador de carrera y mi trabajo empieza mañana). A las 17:30 es la cena de presentación.
SABADO 7
Consigo tener por primera vez comunicación. Y los mensajes me dejan en estado de shock. Un mensaje de mi hermana del jueves diciendo que mi madre está muy mal. Y el peor de todos, otro del viernes diciéndome que ha fallecido. La primera reacción es de incredulidad y te deja shock. Tengo que hablar urgentemente con casa. Al principio no lo consigo. Lo intento desde el hotel y tampoco. Llamo a la compañía aérea para ver la disponibilidad de vuelos y el primero es el domingo por la mañana, tarda 26 horas. Finalmente consigo hablar con mi hermana y me dice que en media hora es el funeral. Se me viene el cielo encima. Mi hermana me dice que ya se les imaginaba que no podía ir debido a la imposibilidad de contactar conmigo y que aún, contactando tampoco iba a llegar, que no viniera pues llegaría, al menos, dos días tarde. La cabeza me va a estallar y las lágrimas salen por primera vez en muchos años. A los que hayáis pasado por esto no es necesario explicar por lo que estás pasando,  pero es una de las situaciones más dramáticas a las que uno se enfrenta en la vida y no os imagináis, si además estás fuera, lejos y no puedes estar para dar el último adiós a la persona más importante, más querida y más admirable  que ha existido. Aquí y ahora, hago mías unas palabras de mi amigo Xesc y su hermano Jaume que pasaron hace poco por una situación similar: “…el tiempo no se detiene para nada y para nadie, que pasa rápido y que el ayer ya no importa. Ahora te das cuenta que lo único que valió la pena fueron esos momentos de amor, de paz, de compartir y de diversión. El resto de cosas materiales ya no tienen ningún valor. Así que continuaré mi largo camino de buscar, controlar e invertir mi tiempo para todo aquello que me haga sentir, vibrar y, todo ello, aunque una gran mayoría piense que ese momento es una pérdida de tiempo…”
Le comento la situación a Nary y ella se lo comenta al director de la organización. Tengo que agradecer el apoyo y la libertad para decidir que me proporcionaron, especialmente a Nary por todo su apoyo en esos malos momentos. Y tras meditarlo durante todo el día, con el caos que había en mi cabeza, decidí continuar.
Empieza mi trabajo. Mientras que los corredores y organización se trasladan en bus al primer campamento (100 km al noreste de Colombo en las ruinas del Templo de Yapahuwa), Pavel y yo tenemos que marcar la primera etapa. Hacía mucho tiempo que no manejaba el GPS, pues le había cogido cierta manía, así que tuve ponerme al día de nuevo. Tampoco fue tan difícil. Pavel me dice que necesito, al menos, 14 pilas de repuesto, algo que me resultó difícil de conseguir en esta ciudad.

Teníamos intención de marcar la primera etapa (35 km. principalmente llana, por senderos bien mantenidos antes de pasar a través de un corredor de elefantes y una pequeña colina) y si nos da tiempo parte de la segunda. Finalmente sólo pudimos marcar la primera. Tenemos a nuestra disposición dos tuk tuk con sus respectivos conductores,  para desplazarnos,  pero yo prefiero marcar corriendo, lo veo más seguro y tienes una mejor percepción de dónde tienes que poner las marcas. Hay muchos cruces de caminos y se pasa por varios poblados por lo que no puedes permitirte ningún despiste. Regresamos al campamento por la noche (las 6 de la tarde; amanece a las 6 de la mañana). La actividad, la responsabilidad, tener que tomar decisiones sobre el camino a elegir me mantiene ocupado, pero tampoco me libra de tener mis “bajones”. Dormimos todos juntos en el templo. Se hace duro dormir. No pego ojo en toda la noche. Demasiadas emociones y demasiada tensión. Te sigues preguntando si estás haciendo lo correcto o no.
DOMINGO 8

Pavel y yo nos levantamos a las 4:30 am. Tenemos que revisar la primera etapa y marcar la segunda. Hoy empieza la competición. Sobre las 5:30 empezamos a revisar la primera etapa. Aún es de noche. Comprobamos, con sorpresa, que nos han quitado muchas marcas, casi un 50%. Incluso algo más grave. Poco antes de llegar al primer CP, alguien puso las marcas en otro camino. Tuvimos que arreglarlo rápidamente, pues la carrera sale a las 7am. Finalmente terminamos de comprobar la primera etapa sobre las 10am,  y con alivio comprobamos que no se ha perdido nadie. Llegada al templo de Sasswruwa. Comemos un poco y comenzamos a marcar la segunda etapa (36km. principalmente llana, a lo largo de canales y arroyos. La carrera incluye una subida corta en la selva). Comenzamos a marcar con mucho calor y mucha humedad. Lo bueno es que hay pequeños comercios y restaurantes “típicos” por el camino. No son restaurantes “al uso”, sino más bien como casas particulares con cocina y unas mesas. Lo cierto es que me encanta comer en estos sitios a pesar de la apariencia de falta de higiene y seguridad, parecen cutres, pero la comida está muy buena (un poco picante) ,  muy barata y abundante.
Yo marco bastante rápido. Intento acabar pronto para reunirme con mi chica. Me ayuda bastante en estos momentos. Junto también con Manu y Pepe, dos amigos de Burgos. Manu está como corredor y Pepe como voluntario. Nary tiene un problema con su frontal así que se la cambio por la mía, aunque es posible que yo la necesite más que ella, pues debo comprobar las marcas a la mañana siguiente y la primera hora es todavía de noche, pero creo, que con la luz del tuk tuk me pueda arreglar.

LUNES 9

Se repite lo mismo que las últimas jornadas. Revisión muy temprano de la etapa marcada ayer (siempre desaparecen marcas, especialmente en los cruces) y marcar la etapa del día siguiente (39 km. principalmente llana. La carrera incluye un final de 2 kilómetros de ascenso a las ruinas de  las montañas de Ritigala ). La primera parte de esta etapa es llana, pero el final es bastante bonito. Unos kilómetros por senda en la selva y al final hay una subida muy guapa a unas ruinas. La subida no es excesivamente larga, pero es dura, al igual que la bajada. Marcando veo dos serpientes emparejadas, de dos metros de largo cada una. Se me olvidaba decir, que he visto varios animales a lo largo del recorrido estos días, unos pequeños cocodrilos, unas iguanas enormes, serpientes y otros “bichitos” que desconozco, aparte de los molestos mosquitos.
MARTES 10
Me levanto muy pronto, a las 4:30am, como de costumbre. Nary se levanta conmigo y me ayuda a preparar mi desayuno y algo para llevar para el camino. He llevado a Sri Lanka jamón, cecina y lomo de León (como Calleja). Viene muy bien en algunos momentos.
Pavel y yo revisamos la etapa anterior por tramos. Él revisa el primero, yo los tres siguientes y él vuelve a revisar el último. Quedamos de encontrarnos en el campamento. Cuando acabo el  cuarto CP, el conductor del tuk tuk me lleva al campamento (el tuk tuk no puede pasar por algunos tramos). Cuando vamos por la carretera ve un desvío que parece indicar al campamento, se dirige por él, pero para nuestra sorpresa el camino se acaba. El conductor pregunta a unos aldeanos y estos le dicen que debe dar la vuelta y seguir la carretera. Yo veo en mi GPS que estoy muy cerca del campamento en línea recta y decido ir andando-corriendo o como pueda, pues debo atravesar la selva. Lo cierto, es que, medio perdido, vi unas preciosas casas bajo unas moles de piedra de cientos de toneladas, a la vez que también “descubrí” una pequeña  y preciosa senda, a veces imperceptible que me llevó a la entrada de las ruinas y desde donde bajé al campamento. Acojona un poco, pero puede ser divertido.

Hoy toca marcar la cuarta etapa, la más larga (56km llana, pasando algunos senderos por la selva y por corredores de elefantes, en su mayoría a lo largo de canales y arroyos). Acaba en un pequeño poblado local, donde dormimos en una especie de locales grandes en medio de la jungla.

Marcar todos los días me lleva una media de doce horas diarias, entre revisar la etapa anterior y marcar la del día siguiente. Conlleva una responsabilidad muy alta, pues hay muchos senderos, muchos cruces de caminos y se atraviesan numerosos poblados. Las marcas desaparecen todos los días, en algunos tramos más en otros menos. Mantenerte ocupado y pendiente de hacer un buen trabajo me ayuda a pasar los días. Pero también tienes los momentos de tristeza, aflicción y pesadumbre.
MIERCOLES 11
Después de la rutina habitual, revisar la etapa larga, toca marcar la siguiente etapa. A priori, parece que ya va a ser todo más relajado, pues es una etapa de 29 km (la primera mitad es llana antes del Lago Kandalama y luego selva con algunas subidas). Esta fue la idea original, la que se concibió en un primer momento y la que venía en el libro de ruta.
Cuando estábamos marcando el último control, los últimos nueve kilómetros, la ruta era completamente por la selva, sin apenas sendas y muy, muy salvaje, una auténtica preciosidad. Cuando nos faltaban menos de dos kilómetros para acabar Pavel se asustó (es biólogo) y dijo que había visto huellas de elefante y que era muy peligroso seguir. Según él y el intermediario de Sri Lanka, los elefantes son muy peligrosos en estado salvaje y matan a gente todo el año. A mí no me pareció para tanto. No creo que un elefante en medio de la jungla pueda seguirme ni veinte metros, me parece casi imposible, con la cantidad de vegetación y grandes árboles que hay, con dos giros puedes “bailar” a un mastodonte de esas toneladas. Podrá derribar algunos árboles, pero  hay otros que ni de coña. Pero él era el director de carrera y decidió no seguir, llamar a Stefan, el director de la organización y plantearle la situación. Así que, lo que yo creía que iba a ser un día más corto, se convirtió en largo. Volvimos al campamento y tras varias reuniones se decidió cambiar la parte final. Eso quería decir, que al día siguiente por la mañana teníamos que revisar la parte marcada y marcar todo el último tramo. Y lo que, supuestamente era un tramo super precioso, se convirtió en nueve kilómetros de carretera.
JUEVES 12
El cambio de última hora nos obligó de nuevo a madrugar. Y lo que parecía que iba a ser un día un poco más relajado, pues se convirtió en uno de los más agitados, ya que había que marcar un tramo nuevo y acabar antes de que salieran los corredores. Y después teníamos que marcar la etapa del día siguiente, que sería ya la última. También es cierto que marcar por la carretera es más “fácil” que marcar caminos o sendas. Usas pintura y cintas y es más fácil seguir. Pero también tiene algún “problema”. Son las últimas etapas, los corredores están ya cansados y muchas veces no ves ni el suelo. Y aún así, a pesar de poner flechas en la carretera, indicando los giros, todavía hubo un corredor que se pasó. Aunque por suerte, lo “recuperamos” a tiempo.
Después de comer (sobre las 12am) comenzamos a marcar la última etapa (15 km, con una primera parte llana antes de entrar en Sigiriya Rock que es patrimonio de la humanidad y terminar subiendo los últimos 1.860 escalones hasta la meta). Sólo marcamos hasta la entrada. A partir de aquí lo dejamos para el día siguiente pues hay mucho turismo y las banderas podían desaparecer ya que no está permitido marcar con pintura ni con cintas.
VIERNES 13
Aunque hoy sólo tocaba revisión y la etapa era corta, también tocó levantarse a las 4:30am porque la etapa empezaba a las 6am y todavía quedaba por marcar el último kilómetro.  Pero por suerte, esta vez no hubo problemas, sólo que hoy cayó un buen golpe de agua, estuvo lloviendo bastante y con fuerza, pero yo creo que se agradece, debido al calor que hay. El final es bastante espectacular. Se entra en un templo y se sube a una montaña con escalones en la roca. Muy bonito. El problema es que a partir de las 8am empieza a haber mucha gente y por los escalones sólo caben una o dos personas y es un poco agobiante.
Yo acompañé a Nary que tenía que estar en el desvío al templo. Allí también estaba el policía que controlaba la entrada y al que terminé regalándole la camiseta que llevaba puesta porque le hacía ilusión.
También le regalé las zapatillas y otra camiseta al conductor del tuk tuk que me acompañó durante todos estos días, que, a pesar de no saber ni una palabra de inglés, se comportó de maravilla conmigo.
Por la tarde fue la cena y la entrega de premios. Después, Nary y yo nos quedamos tres días más por el país.

Hubo momentos buenos y momentos malos, alegrías y tristezas. No hubo un solo día que me mente no estuviera con ella, unas veces con más intensidad, otras veces te vienen a la memoria momentos alegres compartidos, las “broncas” que me echaba porque no paraba de correr; el acuerdo al que llegaba con ella en que yo correría menos si ella comía más, y así durante todos los días y noches.  Pero la vida es un fantástico viaje en el que lo más importante no es dónde vas, ni lo rápido que vas, sino cómo lo vives cada día. A día de hoy estoy contento y feliz, porque creo que he hecho lo que debía, “perder” tu tiempo, saber escuchar cuando es necesario a las personas que más quieres no tiene precio y, aunque a muchos les pueda parecer una pérdida de tiempo, no encontraremos mayor satisfacción en la tierra.
Quiero agradecer a la organización, a Manu, a Pepe, pero muy, muy especialmente a Nary por el ánimo, apoyo y comprensión que ha tenido conmigo durante estos días.
PARA SIEMPRE EN MI CORAZÓN.





20 feb 2015

homo sapiens sapiens

Había abandonado un poco esto. Pero es que pensé al cumplir años uno se iba relajando, pero al final creo que hay estar comprometidos con tus ideas y no pasar de todo, ni estar de vuelta de nada. Así que de nuevo a seguir dando guerra.

LAS PRIMERAS TRIBUS DE MAMONES SENTARON LAS BASES DE LOS NUEVOS CAPULLOS

El “homo sapiens sapiens” desciende de los primeros hijoputas que poblaron el planeta. Lo confirma un estudio a cargo de investigadores del Reino Unido, USA, España y China, que recogieron muestras de tejido de miles de voluntarios para concluir que la gran mayoría comparte el mismo cromosoma Y que el hijoputa primitivo.
El británico Chris Tayler, que presidió el estudio, dijo al semanario “The Observer” que “las primeras tribus de mamones se organizaron en estructuras jerárquicas de enchufismo y mamoneo, configurando el perfil de trepa desgraciado hijo de la gran puta que encontramos hoy en día en casi todos los entornos familiares y laborales”.
Las conclusiones cuadran perfectamente con los hallazgos de herramientas punzantes de hace 22.000 años “diseñadas con mala idea para hacer daño y joder”.
Chris Tayler señala que “el hijoputa original tenía una gran ventaja social sobre los otros poseedores del cromosoma Y, lo que facilitaba que pasara una y otra vez de generación en generación”.
La evidencia de que “en esta vida, si vas de buenas te la meten doblada” confirma el argumento de este experto y anima a los investigadores “a seguir buscando evidencias de putadas ancestrales que han ido evolucionando hasta las más sofisticadas formas de amargarte la vida que utilizan los hijoputas actuales”.
Y yo he seguido buscando evidencias y las encuentro, más a menudo de lo que me gustaría. Y os voy a comentar la última. Tras las últimas nevadas, como hacía años que no se veían mi ciudad (León), el entorno y casi la provincia entera quedaron cubiertas de nieve. Y yo, que me gusta esta estampa, acostumbro a correr (como casi todos los días, con nieve o sin ella) por estos caminos, montes y valles. Llevo haciéndolo treinta años. Y casi todos los años se repite. Pero es que esta vez los hijoputas actuales se han pasado con sus nuevas “herramientas” diseñadas para hacer daño y joder. Y no lo digo por mí, que en el fondo, me hacen un favor, lo digo por el resto, por la mayoría de la gente que utiliza esos caminos, bien para pasear, para uso agrícola o ganadero. Y ahí aparecen con sus 4x4 o sus quads, jodiendo caminos, pero bien jodidos. Tengo que reconocer que he visto a alguno con “buenas intenciones”, que los hay, pero también he visto a una mayoría como dejan destrozados la mayoría de caminos y pistas. Para mí, como corredor de montaña, me viene hasta bien. Siempre me ha gustado el barro y el terreno agreste e irregular, pero, claro, no todos son como yo. Y hay gente que los usa para trabajar. Pero ¿sabéis una cosa?. Es curioso, yo uso esos caminos todo el año y durante la primavera-verano-otoño me resulta difícil, casi imposible ver a alguno de esos hijoputas. Casi sólo aparecen en invierno y con nieve. Ya veis, al revés que los osos.
Así que no me extrañaría que la nueva comunidad simia se cuestione la especie humana y valore otras vías de evolución, ya que observando la actual trayectoria del Homo Sapiens, tan lamentable, busquen otra manera de evolucionar hacia algo que valga más la pena.

Mi próxima entrada será más romántica y está a punto de salir:):):)