ANETO ULTRA TRAIL 28/07/2012
28 de julio 2012
Como viene siendo habitual en estas fechas, se celebró la V edición del Aneto Ultra Trail, que se celebra conjuntamente con otras dos pruebas: las dos Caras del Aneto y la Maratón del Aneto.
La carrera es de 96 km y rodea el pico del Aneto y el macizo de La Maladeta. Es una carrera muy bonita y entretenida. Tiene bastante tramos técnicos, aunque también tiene tramos “comecocos”, esas pistas interminables que suele haber antes de la llegada a algún pueblo o los cinco kilómetros de carretera en continua subida hacia Artiga de Lin. Pero es lo que hay.
Aunque en un principio siempre vas con la tensión de si te saldrá bien la carrera, si no tendrás ningún problema, etc, etc, lo cierto es que esto llegó a pasar a un segundo plano cuando comentábamos la previsión meteorológica. Cielos, daban rayos y truenos. Y si hay algo que me jode un montón es que me coja una tormenta a casi tres mil metros. No se lo recomiendo a nadie. Acojona y mucho. Además es algo que no puedes controlar y cuando hay algo que escapa a tu control, te pone de los nervios. Puedo pasarlo mal con calor, con lluvia, con nieve, con viento, con niebla, pero no me altera. Pero una tormenta….si es que cada vez que hablas con alguien te recomienda una cosa diferente, así que yo pienso que es una lotería, cómo la ruleta tenga tu número, lo tienes claro. Y eso que piensas,…coño, más de mil corredores por aquí y me va a tocar a mí!!!!!
Pero la montaña es impredecible, así que vamos a esperar a ver qué ocurre. La salida es a las 8 de la mañana y desde las 6:30 puedes ir a recoger el dorsal. Te obligan a llevar un material obligatorio (frontal, manta térmica, navaja, silbato, cortavientos, forro, gorro, gafas, guantes, comida, y alguna cosa más por si surge cualquier imprevisto). La carrera es en autosuficiencia, sólo hay un control en Vielha (hacia la mitad de la carrera) donde te permiten dejar una bolsa con lo que necesites, el resto del recorrido, nada de nada, ni agua. Pero eso también lo hace interesante. Gestionar tus propios recursos. Aunque agua hay mucha de los múltiples arroyos que bajan de la montaña y no supone ningún problema. Tampoco hay marcas a lo largo del recorrido, excepto en la subida desde Vielha hasta que empieza la subida de la carretera, el resto del recorrido se trata de seguir el GR11.
Sábado 28, día de la carrera: El día amanece completamente despejado. Y salimos de Benasque, al principio, por una pista, durante unos 7 km, con un pequeño atajo en cuesta, hasta llegar al primer control: Senarta. Aquí cogemos un desvío que sigue el GR-11 a través de una gran pista. Hay otro atajo al principio, para evitar una inmensa curva de la pista, que este año no vimos, y luego continuar por el GR 11, por la pista de Vallibierna hasta llegar de nuevo a otro control: Coronas. Hasta el primer control íbamos un pequeño grupo de seis corredores. Una vez en la pista de Vallibierna, yo continuaba con mi ritmo y me fui quedando sólo y así llegué al segundo control, el de Coronas. Aquí acaba la pista y comienza una senda pedregosa, en continuo ascenso, La senda se va transformando en algunas ocasiones en pradería hasta comenzar a subir por un auténtico pedrero que nos lleva al control de Ballibierna (2.732m). Desde este collado comienza una ligera bajada, en un principio por un pedrero, que poco a poco se va transformando en senda, pero que hay andar con cuidado donde se ponen los pies. Pero el recorrido es bastante entretenido y ameno para correr. Corremos al lado del lago Llauset que nos lleva al siguiente control: Llauset. Una primera subida no muy larga, pero dura nos lleva a la collada de Anglos (2.438m) para comenzar a bajar por otra senda de piedras sueltas que nos lleva a los lagos de Anglos y al refugio del mismo nombre, y donde el terreno se ha vuelto llano y verde por unos momentos, justo para relajarnos un poquito antes de comenzar la, probablemente, bajada más dura y técnica de la carrera. Una senda retorcida e irregular con fuertes desniveles, en los que, a veces, era conveniente agarrarse a algún árbol. Una vez llegados al fondo del valle, la senda transcurre por un precioso bosque, muy corrible, aunque el terreno sigue siendo irregular. Se agradece el bosque, por el calor es sofocante. No paro de beber agua de todos los arroyos y refrescarme la cabeza. Incluso tuve unas sensaciones como de falta de fuerzas, que me obligó a comer una barrita, pero creo que el calor era la causa de esa debilidad. Pero parece que fue un momento breve.
Continuamos por el GR 11 hasta llegar al pantano de Senet . Subimos un pequeño tramo por la carretera para luego coger un desvío a la derecha y seguir una pista que nos lleva al siguiente control: Conangles. Continúo por la pista buscando agua fresca en todas las fuentes y arroyos. Hasta ahora iba bien, pues conocía el terreno del año pasado, aunque a veces me surgía alguna duda en algún desvío. Porque el año pasado poco después de pasar este último control, en una bifurcación Manuel, que iba conmigo, nos “perdimos” cinco o diez minutos. Pero esta vez iba sobre seguro.
Continúo por la pista para, poco después, en un giro de noventa grados, empezar otra dura subida, en un principio por un bosque, que cuando acaba hay que cruzar un arroyo de donde baja un agua fría y fresca que te hace revivir. Luego la senda transcurre por pasto de alta montaña y finalmente roca y piedra, hacia el puerto de Vielha(2.448m), donde estaba el siguiente control. Y comienza otra larga bajada, la primera parte por la clásica senda de piedra suelta y descompuesta, que puede darte un disgusto como tengas una mala pisada. Después vuelve de nuevo la senda por praderías y pastos de alta montaña hasta finalmente coger una pista, que también hay que cortar por otra senda, que nos llevará a otra pista hormigonada que es lo que te hace saber que estás llegando a la civilización. Eso sí, la pista se hace eterna, además estás ya metido en el fondo del valle y el calor cada vez es más agobiante.
Y así llego a Vielha donde estaba el control en el cual habíamos dejado la bolsa que nos permitía la organización. Paro un poquito a beber y comer algo.
Ahora hacía bastante calor y humedad. Sudaba como un pato. Y para más inri, comenzaba otra eterna subida. Procuraba beber a menudo, no mucho, pero si frecuentemente. No suelo comer mucho en estas carreras, pero intento beber, especialmente si hay humedad. No estoy acostumbrado a estos ambientes tan cálidos y húmedos e intento evitar problemas mayores, y aún así llegan… Esta parte del recorrido estaba marcada, pues era fácil despistarse (aún así siempre se pierde alguien). Bueno sigo subiendo, meto la cabeza en el agua en cualquier arroyo y sigo subiendo. Por primera vez en mi vida deseo que caiga una tormenta, descargue un buen chaparrón y me empape de arriba abajo. Este calor me está matando. Esta subida va cortando una carretera. Luego se suaviza un poco e incluso llanea. Y parece que se abre una luz para mí: hay niebla. Pienso que esta circunstancia refrescará el tiempo. Pues no. Sigue el bochorno. Mucha humedad. Paso al lado de dos cabañas y llego a un pequeño collado. Continúo por la senda y llego al siguiente control situado en una cabaña: Gèles.
Toda esta parte del recorrido es con pequeñas subidas y bajadas, muy asequibles para correr. Después de pasar este control y tras una pequeña subida por una senda herbosa, comienza una senda en diagonal muy entretenida, hasta llegar a una bajada a través de una senda en medio de un bosque con un fortísimo desnivel que hace temblar los cuádriceps. Y llego al terreno llano. Otra pista que me lleva a, quizás la parte menos deseada de todo corredor de montaña, el asfalto. Una carretera en continua subida durante unos cinco kilómetros, donde, por suerte, bajan unos pequeños cañones del margen de la derecha con agua fría que viene fenomenal. No tengo ni idea de dónde viene el segundo, ni tan siquiera quien puede ser. Pero por fin se acaba la carretera y aquí se encuentra el próximo control: Artiga de Lin. Y continúa la subida, aunque ahora es por una senda en medio del bosque, hasta que llegas a un pequeño cruce, donde a más de uno le puede dar un disgusto (si no llevas GPS, claro), pues la senda continúa de frente, pero hay unos jitos a la izquierda, que te indican que debes girar ahí y dejar la senda principal. Aunque este año había unos palos cruzados en la senda para orientarte mejor. Esta subida es más un camino de vacas que una senda. Pero poco a poco va apareciendo la senda, que además se vuelve llana, pero aparece otra vez la niebla, una niebla bastante cerrada, pero que tampoco refresca nada. Lo bueno (o lo malo, según se mire) es que así no ves la dura subida que te queda (yo porque la recuerdo del año pasado). Como consuelo puedes pensar que es ya la última subida(al menos de las consideradas duras) y que a partir de ahí es ya todo para abajo. Pero hay que subir primero. Poco antes de llegar arriba escucho algún tronido. Parece que se me va echar la tormenta encima justo cuando llegue arriba. Coño podía haber aparecido abajo, sí que esto es la ley de Murphy. Caen cuatro gotas contadas y no llega la tormenta. Y por fin llegas al Puerto de la Picada(2.477m). Y justo aquí desaparece la niebla.
Este punto es el control de las tres carreras por lo que me encuentro con muchos de los corredores que participan en las otras pruebas, por lo que esta parte del recorrido se hace más amena, aunque también con algún inconveniente, pues a veces, los adelantamientos no son fáciles en una senda donde se cruza tanta gente. Pero estoy bajando bastante bien, aunque me he quedado sin agua, por lo que al llegar al primer arroyo que hay meto la cabeza en el agua, y pude seguir corriendo más “cómodo” (en realidad iban bastante fundido, corría ya con el automático puesto) hasta llegar al control de Vado. Desde aquí, tras unos metros de carretera, empieza una pequeña subida por una senda que nos lleva al siguiente control: Baños. Esta última senda es estrecha y no es fácil adelantar a los numerosos corredores que hay de las otras pruebas, pero cuando puedo paso y cuando no puedo pues “pito” para que me dejen pasar. Las fuerzas están muy, muy justitas y en algunos toboganes tenía que andar. Desde Baños hasta Senarta ya es todo pista (excepto un pequeñito tramo de senda al dejar la carretera). Ahora era cuestión de quemar lo último te que queda (si es que te queda algo). He llegado al último control, que coincidía con el primero: Senarta y desde aquí sólo me quedaban siete kilómetros para llegar a meta. Miro el crono y por primera vez me doy cuenta que podría bajar el tiempo del año pasado. Pero ni con esas puedo acelerar el ritmo. Para lo único que me sirve es para no terminar andando. Y como no podía ser de otra manera y para rematar la faena: llegó la tormenta faltando cuatro kilómetros. A buenas horas, mangas verdes.
Un golpe de agua y granizo que sirvió de poco, pues pasó en unos minutos. Eso sí, no quiero ni pensar lo mal que lo podrían pasar los pobres corredores a los que les cogiera en cualquier collado. Joer que moral. Y luego nos quejamos.
Y por fin ves Benasque. Pero sólo piensas en llegar. Mucho ambiente, mucho público en la llegada animando, pero acabo mucho más cascado que el año pasado. Eso sí, he conseguido bajar en cinco minutos el tiempo del año anterior: 11h 57 minutos. Desde luego no se dieron las condiciones óptimas para bajar el tiempo, pero también puede ocurrir que condiciones óptimas metas una cagada del copón. Así son las ultras de montaña.
P.D.: Me estoy pensando en presentarme a alcalde de Benasque, tal y como me propusieron algunos del pueblo:):):) (probablemente sufra menos y gane más:):):) )
28 de julio 2012
Como viene siendo habitual en estas fechas, se celebró la V edición del Aneto Ultra Trail, que se celebra conjuntamente con otras dos pruebas: las dos Caras del Aneto y la Maratón del Aneto.
La carrera es de 96 km y rodea el pico del Aneto y el macizo de La Maladeta. Es una carrera muy bonita y entretenida. Tiene bastante tramos técnicos, aunque también tiene tramos “comecocos”, esas pistas interminables que suele haber antes de la llegada a algún pueblo o los cinco kilómetros de carretera en continua subida hacia Artiga de Lin. Pero es lo que hay.
Aunque en un principio siempre vas con la tensión de si te saldrá bien la carrera, si no tendrás ningún problema, etc, etc, lo cierto es que esto llegó a pasar a un segundo plano cuando comentábamos la previsión meteorológica. Cielos, daban rayos y truenos. Y si hay algo que me jode un montón es que me coja una tormenta a casi tres mil metros. No se lo recomiendo a nadie. Acojona y mucho. Además es algo que no puedes controlar y cuando hay algo que escapa a tu control, te pone de los nervios. Puedo pasarlo mal con calor, con lluvia, con nieve, con viento, con niebla, pero no me altera. Pero una tormenta….si es que cada vez que hablas con alguien te recomienda una cosa diferente, así que yo pienso que es una lotería, cómo la ruleta tenga tu número, lo tienes claro. Y eso que piensas,…coño, más de mil corredores por aquí y me va a tocar a mí!!!!!
Pero la montaña es impredecible, así que vamos a esperar a ver qué ocurre. La salida es a las 8 de la mañana y desde las 6:30 puedes ir a recoger el dorsal. Te obligan a llevar un material obligatorio (frontal, manta térmica, navaja, silbato, cortavientos, forro, gorro, gafas, guantes, comida, y alguna cosa más por si surge cualquier imprevisto). La carrera es en autosuficiencia, sólo hay un control en Vielha (hacia la mitad de la carrera) donde te permiten dejar una bolsa con lo que necesites, el resto del recorrido, nada de nada, ni agua. Pero eso también lo hace interesante. Gestionar tus propios recursos. Aunque agua hay mucha de los múltiples arroyos que bajan de la montaña y no supone ningún problema. Tampoco hay marcas a lo largo del recorrido, excepto en la subida desde Vielha hasta que empieza la subida de la carretera, el resto del recorrido se trata de seguir el GR11.
Sábado 28, día de la carrera: El día amanece completamente despejado. Y salimos de Benasque, al principio, por una pista, durante unos 7 km, con un pequeño atajo en cuesta, hasta llegar al primer control: Senarta. Aquí cogemos un desvío que sigue el GR-11 a través de una gran pista. Hay otro atajo al principio, para evitar una inmensa curva de la pista, que este año no vimos, y luego continuar por el GR 11, por la pista de Vallibierna hasta llegar de nuevo a otro control: Coronas. Hasta el primer control íbamos un pequeño grupo de seis corredores. Una vez en la pista de Vallibierna, yo continuaba con mi ritmo y me fui quedando sólo y así llegué al segundo control, el de Coronas. Aquí acaba la pista y comienza una senda pedregosa, en continuo ascenso, La senda se va transformando en algunas ocasiones en pradería hasta comenzar a subir por un auténtico pedrero que nos lleva al control de Ballibierna (2.732m). Desde este collado comienza una ligera bajada, en un principio por un pedrero, que poco a poco se va transformando en senda, pero que hay andar con cuidado donde se ponen los pies. Pero el recorrido es bastante entretenido y ameno para correr. Corremos al lado del lago Llauset que nos lleva al siguiente control: Llauset. Una primera subida no muy larga, pero dura nos lleva a la collada de Anglos (2.438m) para comenzar a bajar por otra senda de piedras sueltas que nos lleva a los lagos de Anglos y al refugio del mismo nombre, y donde el terreno se ha vuelto llano y verde por unos momentos, justo para relajarnos un poquito antes de comenzar la, probablemente, bajada más dura y técnica de la carrera. Una senda retorcida e irregular con fuertes desniveles, en los que, a veces, era conveniente agarrarse a algún árbol. Una vez llegados al fondo del valle, la senda transcurre por un precioso bosque, muy corrible, aunque el terreno sigue siendo irregular. Se agradece el bosque, por el calor es sofocante. No paro de beber agua de todos los arroyos y refrescarme la cabeza. Incluso tuve unas sensaciones como de falta de fuerzas, que me obligó a comer una barrita, pero creo que el calor era la causa de esa debilidad. Pero parece que fue un momento breve.
Continuamos por el GR 11 hasta llegar al pantano de Senet . Subimos un pequeño tramo por la carretera para luego coger un desvío a la derecha y seguir una pista que nos lleva al siguiente control: Conangles. Continúo por la pista buscando agua fresca en todas las fuentes y arroyos. Hasta ahora iba bien, pues conocía el terreno del año pasado, aunque a veces me surgía alguna duda en algún desvío. Porque el año pasado poco después de pasar este último control, en una bifurcación Manuel, que iba conmigo, nos “perdimos” cinco o diez minutos. Pero esta vez iba sobre seguro.
Continúo por la pista para, poco después, en un giro de noventa grados, empezar otra dura subida, en un principio por un bosque, que cuando acaba hay que cruzar un arroyo de donde baja un agua fría y fresca que te hace revivir. Luego la senda transcurre por pasto de alta montaña y finalmente roca y piedra, hacia el puerto de Vielha(2.448m), donde estaba el siguiente control. Y comienza otra larga bajada, la primera parte por la clásica senda de piedra suelta y descompuesta, que puede darte un disgusto como tengas una mala pisada. Después vuelve de nuevo la senda por praderías y pastos de alta montaña hasta finalmente coger una pista, que también hay que cortar por otra senda, que nos llevará a otra pista hormigonada que es lo que te hace saber que estás llegando a la civilización. Eso sí, la pista se hace eterna, además estás ya metido en el fondo del valle y el calor cada vez es más agobiante.
Y así llego a Vielha donde estaba el control en el cual habíamos dejado la bolsa que nos permitía la organización. Paro un poquito a beber y comer algo.
Ahora hacía bastante calor y humedad. Sudaba como un pato. Y para más inri, comenzaba otra eterna subida. Procuraba beber a menudo, no mucho, pero si frecuentemente. No suelo comer mucho en estas carreras, pero intento beber, especialmente si hay humedad. No estoy acostumbrado a estos ambientes tan cálidos y húmedos e intento evitar problemas mayores, y aún así llegan… Esta parte del recorrido estaba marcada, pues era fácil despistarse (aún así siempre se pierde alguien). Bueno sigo subiendo, meto la cabeza en el agua en cualquier arroyo y sigo subiendo. Por primera vez en mi vida deseo que caiga una tormenta, descargue un buen chaparrón y me empape de arriba abajo. Este calor me está matando. Esta subida va cortando una carretera. Luego se suaviza un poco e incluso llanea. Y parece que se abre una luz para mí: hay niebla. Pienso que esta circunstancia refrescará el tiempo. Pues no. Sigue el bochorno. Mucha humedad. Paso al lado de dos cabañas y llego a un pequeño collado. Continúo por la senda y llego al siguiente control situado en una cabaña: Gèles.
Toda esta parte del recorrido es con pequeñas subidas y bajadas, muy asequibles para correr. Después de pasar este control y tras una pequeña subida por una senda herbosa, comienza una senda en diagonal muy entretenida, hasta llegar a una bajada a través de una senda en medio de un bosque con un fortísimo desnivel que hace temblar los cuádriceps. Y llego al terreno llano. Otra pista que me lleva a, quizás la parte menos deseada de todo corredor de montaña, el asfalto. Una carretera en continua subida durante unos cinco kilómetros, donde, por suerte, bajan unos pequeños cañones del margen de la derecha con agua fría que viene fenomenal. No tengo ni idea de dónde viene el segundo, ni tan siquiera quien puede ser. Pero por fin se acaba la carretera y aquí se encuentra el próximo control: Artiga de Lin. Y continúa la subida, aunque ahora es por una senda en medio del bosque, hasta que llegas a un pequeño cruce, donde a más de uno le puede dar un disgusto (si no llevas GPS, claro), pues la senda continúa de frente, pero hay unos jitos a la izquierda, que te indican que debes girar ahí y dejar la senda principal. Aunque este año había unos palos cruzados en la senda para orientarte mejor. Esta subida es más un camino de vacas que una senda. Pero poco a poco va apareciendo la senda, que además se vuelve llana, pero aparece otra vez la niebla, una niebla bastante cerrada, pero que tampoco refresca nada. Lo bueno (o lo malo, según se mire) es que así no ves la dura subida que te queda (yo porque la recuerdo del año pasado). Como consuelo puedes pensar que es ya la última subida(al menos de las consideradas duras) y que a partir de ahí es ya todo para abajo. Pero hay que subir primero. Poco antes de llegar arriba escucho algún tronido. Parece que se me va echar la tormenta encima justo cuando llegue arriba. Coño podía haber aparecido abajo, sí que esto es la ley de Murphy. Caen cuatro gotas contadas y no llega la tormenta. Y por fin llegas al Puerto de la Picada(2.477m). Y justo aquí desaparece la niebla.
Este punto es el control de las tres carreras por lo que me encuentro con muchos de los corredores que participan en las otras pruebas, por lo que esta parte del recorrido se hace más amena, aunque también con algún inconveniente, pues a veces, los adelantamientos no son fáciles en una senda donde se cruza tanta gente. Pero estoy bajando bastante bien, aunque me he quedado sin agua, por lo que al llegar al primer arroyo que hay meto la cabeza en el agua, y pude seguir corriendo más “cómodo” (en realidad iban bastante fundido, corría ya con el automático puesto) hasta llegar al control de Vado. Desde aquí, tras unos metros de carretera, empieza una pequeña subida por una senda que nos lleva al siguiente control: Baños. Esta última senda es estrecha y no es fácil adelantar a los numerosos corredores que hay de las otras pruebas, pero cuando puedo paso y cuando no puedo pues “pito” para que me dejen pasar. Las fuerzas están muy, muy justitas y en algunos toboganes tenía que andar. Desde Baños hasta Senarta ya es todo pista (excepto un pequeñito tramo de senda al dejar la carretera). Ahora era cuestión de quemar lo último te que queda (si es que te queda algo). He llegado al último control, que coincidía con el primero: Senarta y desde aquí sólo me quedaban siete kilómetros para llegar a meta. Miro el crono y por primera vez me doy cuenta que podría bajar el tiempo del año pasado. Pero ni con esas puedo acelerar el ritmo. Para lo único que me sirve es para no terminar andando. Y como no podía ser de otra manera y para rematar la faena: llegó la tormenta faltando cuatro kilómetros. A buenas horas, mangas verdes.
Un golpe de agua y granizo que sirvió de poco, pues pasó en unos minutos. Eso sí, no quiero ni pensar lo mal que lo podrían pasar los pobres corredores a los que les cogiera en cualquier collado. Joer que moral. Y luego nos quejamos.
Y por fin ves Benasque. Pero sólo piensas en llegar. Mucho ambiente, mucho público en la llegada animando, pero acabo mucho más cascado que el año pasado. Eso sí, he conseguido bajar en cinco minutos el tiempo del año anterior: 11h 57 minutos. Desde luego no se dieron las condiciones óptimas para bajar el tiempo, pero también puede ocurrir que condiciones óptimas metas una cagada del copón. Así son las ultras de montaña.
P.D.: Me estoy pensando en presentarme a alcalde de Benasque, tal y como me propusieron algunos del pueblo:):):) (probablemente sufra menos y gane más:):):) )
Felicidades Campeón!!! es impresionante que seas capaz de realizar esos tiempazos ... y mas aun el pensar que mientras tu cruzabas la meta, yo por ejemplo aun estaba subiendo hacia Geles jajaja... muy buena crónica de lo que es este Trail y del dia que hizo, aunque algunos nos pillo la lluvia bastante mas trozo, es lo que tiene no ser el primero que pillas más ;), así que a correr más!!!
ResponderEliminarenhorabuena. Yo corrí las 2 caras y tardé ¡¡¡14:00 horas!!! Vaya proeza bajar de 12 haciendo un porron de km y de desnivel mas! Admirable.
ResponderEliminarYa te felicité personalmente en Benasque, pero quiero que quede constancia. Para un aficionado como yo que "solo" corrio la Maratón del Aneto en 6h17' (yo tambén mejoré mi tiempo del año pasado en 39', jejeje...) ver cómo te pasa un tío que ha salido 6 horas antes que tú y que llegará a la meta antes que tú es, sencillamente, alucinante. Sigue así, y nos vemos el año que viene.
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