22 sept 2014

GIGANTES...O NO TANTO


GIGANTES…O NO TAN GIGANTES

Corría el año 1981 cuando me inicié en el atletismo de una forma seria, con entrenador, series, cambios de ritmo, progresiones, fartlek, etc, etc,…y de una forma muy programada. Acudíamos, sobre todo, a los crosses y los campeonatos de cross, algo de pista y poco asfalto. Nunca vi una ayuda en carrera. De ningún tipo. Estabas tú sólo frente a todos. Y de aquella me “peleaba” con Fiz, Antón, Alejandro Gómez, Jose Manuel García, keniatas, etíopes, marroquíes,…(lógicamente, yo a mi nivel)

Y me pasé al asfalto, primero media maratón y luego maratón entera. ¿Os habéis fijado en los campeonatos oficiales de estas distancias si hay ayudas? Cero. Totalmente prohibido. Pueden dejar sus bidones, bebidas en los avituallamientos, pero no se las puede dar nadie. Tienes que cogerlas tu solito. Es decir, vuelves a estar tú sólo frente a todos. Eres tú quien gestiona la carrera. Es más, en los grandes campeonatos no corren juntos hombres y mujeres, sino que hay dos carreras diferenciadas, entre otras cosas,  para evitar liebres.
Y aparecen las carreras de montaña (para mí siempre serán "de" montaña (fueron las primeras), voy a dejar lo de "por", "hasta", "según",...para los "burócratas". Según la DRAE, monte y montaña son sinónimos, de hecho se dice el monte Everest o el monte Perdido, pero cuando vas a subirles no dices voy a subir al monte, sino a la montaña. Así que yo creo que su denominación como monte es sólo idiomática cuando preceden a su nombre propio; es similar, o igual, que un apócope; como por ejemplo el par primero-primer, que significan lo mismo pero difieren en que el segundo, su apócope, sólo se emplea si está delante de un nombre).

 Para mí, que de aquella ya combinaba el atletismo con el montañismo, fue una maravillosa aparición. Como todo, en sus principios, es todo más “romántico”, idealista. De aquella no había una mercadotecnia como ahora. Solo unas zapatillas, no había geles, ni recuperadores (esto era del atletismo), ni camisetas técnicas, ni camels,…ni ayuda (o al menos tanta; yo por lo menos no la vi en ningún momento). Y volvías a enfrentarte tu solo contra tus rivales. Eras tú el que, en carrera, ganabas o perdías (y con estos conceptos no me refiero a llegar primero o a hacer pódium, sino, resumidamente, a que te saliera una buena o mala carrera, a que tuvieras un buen día o uno atravesado).

Pero como todo en la vida, o evoluciona o, probablemente, desaparece, esto ha evolucionado. Para bien y para mal.

Soledad, sufrimiento, fatiga, dolor, sueño, hambre, sed, altura, viento, frío, calor, lluvia, barro, nieve, rocas,…¿cómo definir este maravilloso mundo de las carreras de montaña o de aventura que nos ha convertido en adictos? Con la ayuda de nuestro esfuerzo. Siempre pensé, como dijo Herzog en “La conquista de lo inútil”, que también aquí, nuestros sufrimientos y esfuerzos son inútiles y peligrosos, que ningún beneficio material nos procurará nuestra riqueza, nuestra aventura, nuestra pureza de acción, en fin, la Pasión por lo Inútil. Es una enfermedad como otra cualquiera. A veces, ni la escoges, te viene sin darte cuenta y luego, la cultivas, cada uno a su manera, con mayor o menor interés, lo mismo que la huerta de tu casa. De ello dependerán también los frutos que obtengas. Claro que ahora también depende ya de otros factores. Puede ser un cultivo ecológico o con ayudas químicas. Apliquemos el concepto, la metáfora, a las carreras.

Y me voy a centrar. Ahora se oye mucho en este mundillo lo de:…un reto personal, lo has conseguido,…

Bueno, habría que matizar y, desde luego podrá haber varias acepciones, pero “personal” , como adjetivo, es aplicable a una persona, no a dos o más, para eso se utilizaría el plural. Y “lo has conseguido” se refiere al pronombre personal de la segunda persona del singular, es decir, “tú” no a “nosotros”. ¿A dónde estoy intentando llegar? Pues como os podréis ir imaginando a la nueva forma de plantearse las carreras, especialmente las  ultras o las de aventura, o como se quieran llamar.

Vayamos a un ejemplo. Y ya que está de moda: el TOR (se podría aplicar a cualquier otra carrera).

Lees el reglamento: se permite ayuda en los avituallamientos, se permite acompañamiento (ojo, acompañamiento, no ayuda, lo cual también es muy discutible), … o cualquier otra cosa. Te llevas a tu familia o a tus amigos que te van esperando y te van avituallando de lo que necesites, bien en tema de comida, bien en tema de material.

Perfecto. Si ganas la carrera, eres el ganador legal. No hay nada que objetar. Pero para mí “tú” no has ganado la carrera. La habéis ganado “vosotros”. Tú has ganado un 80 % (o lo que estime oportuno, según la ayuda) y tus acompañantes el otro 20%. Así que no podrás decir: “lo he conseguido”, sino: “lo hemos conseguido”. Es decir, serías un “gigante”, de uno a diez, pues de un ocho (que no está mal). (Por eso hay luego tanta gente en el pódium o en los medios,  que se pasan hasta diez minutos agradeciendo la inestimable ayuda………..…hasta del panadero)

En el TOR he visto este año como hay más corredores que se lo han planteado sin ayuda. Únicamente la que proporciona la organización y, esa, es igual para todos, sin excepción. Tú te gestionas todo. Tú llegas a los avituallamientos y tienes que recoger tu comida y tu bebida. Tú buscas tu ropa para cambiarte. Tú te lo haces todo. Y esos si son “gigantes” diez. Esos sí que lo han conseguido y esos sí que han ganado (ojo, que no quiero menospreciar ni desmerecer a los demás, faltaría más, pero no en la misma escala de valores que yo tengo; lógicamente otros pueden tener la suya).

Imaginaros que hay una carrera similar en Nueva Zelanda. ¿Os acompañarían hasta allí vuestra familia o vuestros amigos? ¿Os parecería justo y ético que los corredores neozelandeses o los australianos (por la cercanía) hiciesen lo mismo que hacemos aquí? Lógicamente, si corro en casa, tengo la oportunidad de que vayan a verme mi familia, mis amigos, lo cual me parece genial, maravilloso y gratificante, pero sólo a verme, a animarme,…nada más. De lo demás ya me encargo yo.

Y yo me pregunto, pero, ¿tan difícil es hacer unas normas, un reglamento justo?, y luego cumplirlo, claro. Un reglamento que no discrimine, que no favorezca casi siempre a los mismos. De verdad, en vuestro fuero interno ¿os sentís bien haciéndolo así? Allá cada uno con su conciencia. A ver, que no quiero decir que haya corredores que prefieran hacerlo así porque su objetivo sea diferente. Pero claro, luego que no se te llene la boca diciendo a los cuatro vientos el gran reto y la gran carrera que has hecho.

Una carrera bien hecha es una paciente obra maestra, compuesta al mismo tiempo de ciencia, amor y dedicación. Pero también de audacia y estrategia, eso sí, sin perder la nobleza, el fair play.  Y al final de una carrera, ¿qué sentimos?, ¿la satisfacción de una victoria?, ¿el placer de una conquista?, ¿una superación “personal”?. Cada cual que busque su respuesta, pero la respuesta, amigo mío, está en el viento.

1 comentario:

  1. Estoy de acuerdo con esos pensamientos.

    He leido el artículo de la entrevista y quiero decir que soy habitual lector de Noam Chomsky, que amo correr en la montaña, y en cualquier medio al aire libre no acuático y que sobre todas las cosas detesto y desprecio con todos mis watios de potencia el "furgol" y toda la estupidez y chabacanería que le rodea y caracteriza. Y te añado que no soy el único de mi entorno.
    Que nos dejen en paz de una puta vez.

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